𝑩𝒊𝒆𝒏𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅𝒂

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Narra Lily:

Desperté con un rico aroma inundando mis fosas nasales, de seguro era mí madre preparando sus espléndidos desayunos. Lo que era una siesta se convirtió en un profundo sueño que duro más de ocho horas «justo como lo necesitaba». El sol me indicaba que ya era bastante tarde en la mañana así que decidí pararme.

Me levanté de la cama con los pelos alborotados y aún con la ropa con la  que viaje. Abrí mis maletas y estaban vacías, busque en las tres y no había ni una sola prenda. Vi una de las puertas del armario semi abierta, me acerque y al abrir las puertas estaba toda mí ropa ordenada y doblada. Supe inmediatamente que fueron mis hermanos o al menos mí hermana por la forma de doblar la ropa, me pareció un gesto muy lindo que pronto se los devolvería.

Me cambié por algo cómodo pero que se viera bonito, es mí primer día luego de dos años y no quiero que vean mis fachas de vagabunda.

Bajé a la cocina donde ya se encontraban mí madre y hermanos, aún no veía a mí padre por ningún lado y me preocupaba.

Sara: Buenos días, mí vida ¿cómo dormiste? - preguntó sin mirarme amasando pan.

Lily: Como un bebé - reí.

Sara: Me alegro, siéntate que ya está listo el desayuno - dijo haciendo pequeños bollos con la masa.

Lily: ¿Y papá? - pregunté corriendo la silla del comedor.

Sara: Sigue dormido - respondió nerviosa.

Me pareció extraño pero no le tome importancia porque mí padre es como yo de dormilón. Me senté y sobre la mesa ya había un plato con hot cakes y fruta, uno de mis desayunos favoritos aunque a aveces prefiero algo más ligero. Comencé a comer pero no pude ni dar dos bocados cuando escuché un grito.

¡Sorpresa! - gritaron desde la sala.

Al mirar pude ver a mí padre con una pequeña bola de pelos en sus brazos y mis amigas detrás de él. Marian, Jess y Sofi estaban con una gran sonrisa en su rostro y los ojos cristalizados.

Lily: ¡Papá, chicas! - exclamé corriendo hacia ellos con los brazos abiertos.

Mí padre dejo la bola de pelos en los brazos de Sofi y se lanzó a los míos.

Martín: Mí niña - sollozaba en mí hombro.

Lily: Papá no sabes cuánto te extrañe.

Martín: Yo también, mí pequeña - nos separamos e inmediatamente mis amigas se tiraron sobre mí.

Casi terminamos las cuatro en el piso pero logramos estabilizarnos riendo.

Jess: Tenemos mucho para contarte - dijo emocionada.

Sara: Chicas van a tener demasiado tiempo para hablar de chismes, ahora denle la sorpresa - dijo mí madre detrás de mí.

Lily: ¿Esa bolita de pelos es mí sorpresa? - pregunté emocionada al ver un lindo gatito color miel sobre los brazos de mí padre.

Martín: Sé lo mucho que querías un animalito y me prometí que cuando volvieras te obsequiaria uno - se acerco con aquel gatito pequeño que por poco no abría los ojos.

Lily: ¿Donde lo conseguiste? - pregunté tomándolo con delicadeza por su tamaño.

Martín: Una vecina a unas casas de aquí los abandonó en una caja junto a su madre - comentó mí padre.

Lily: Que gente de mierda - susurré acariciando la cabeza del gatito - ¿Y sus hermanos?.

Mis amigas me miraron con una sonrisa felices y yo sin entender fruncí el seño.

𝑴𝒚 𝑫𝒂𝒓𝒍𝒊𝒏𝒈  - 𝑱𝒐𝒔𝒆𝒑𝒉 𝑸𝒖𝒊𝒏𝒏 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora