Ilse:
Yo lo primero que sentí al ver esa hermosa habitación decorada solo para mí, me quedé con una tierna sensación que enterneció mi corazón, es decir no seria la primera vez que haría el amor, pero ninguno de ellos nunca me preparo algo tan especial o siquiera le importo saber que yo estuviera cómoda, aunque fui sacada de estos profundo pensamientos, cuando Marian se acercaba con una copa de champagne, la tome y brindamos por este inmenso amor que había nacido en nosotras, porque en este momento de mi vida te puedo decir con toda seguridad que amo a Marian y quiero una vida junto a ella, no me importa ya más lo que digan mientras yo sea feliz al igual que ella nada me importa.
Acabamos de beber nuestra copa y ella tomo mi copa vacía dejándola sobre la mesa de noche, luego sentí sus manos rodear mis caderas y yo solo sonreí, aunque ladee mi cuello para darle más acceso y ella aprovecho esto dando suaves besos sobre mi piel, yo comencé a suspirar pues había algo que me estremecía con ese simple toque, perdí la cabeza cuando comenzó con suaves mordidas y sus manos subían hasta mi pecho y los estrujó un poco lo que me hizo gemir en voz baja.
Marian: ¿Te gusta o quieres que para? - susurró en mi oído.
Ilse: Sigue - me volteo y le doy un apasionado beso.
Ella lo disfruto y más cuando comenzó a desabotonarme mi blusa, estoy un poco nerviosa, pues como se supone que debía actuar, que debía hacer para llevarla al orgasmo, esto es algo nuevo para mí, que pasa si hago algo que lo arruina todo, me maldigo las veces que Ivonne me quería contar de sus noches desenfrenadas y yo no la quise oír porque me parecía algo vergonzoso, pero vaya que eso me hubiera ayudado en esta situación, sentí como tiro de mi blusa sacándola de mi, dios esa mirada cargada de deseo hizo que una punzada se formará en mi vientre , ahora quería más que nunca descubrir todo está noche y aprender de ella, estaba perdida en sus ojos, pero no lo suficiente como para no notar como desabrocho mi sujetador.
Marian: Se te ve hermoso ese sujetador negro, pero estoy segura que te vez mejor sin el - lo jalo dejando ver mi pecho y ella se mordió los labios.
Ilse: Tal vez no sean tan grandes, pe... - ella poso su dedo índice en mis labios.
Marian: Shhhhhh - quitó el dedo - son hermosas, perfectas, tu eres perfecta - bajo su mirada a ellas y tomo mi pezón derecho comenzando a lamerlo.
Ilse: Ah - no pude contener los pequeños gemido que salían de mi boca cuando su lengua tenía contacto con mi pezón.
Marian: Eso déjame oírte - con su otra mano le dio atención a mi pecho izquierdo y yo solo cerré los ojos perdiéndome entre las miles de sensaciones que estaba descubriendo de mi cuerpo, normalmente con los chicos íbamos directo a la acción sin este juego de seducción, no había duda de que tenía mucho que aprender.
Ilse: ¡Ay! - no puede evitarlo ya que Marian tiro de pezón y me miró con una enorme sonrisa y poco a poco fue descendiendo hasta llegar donde estaba el botón de mis jeans y lentamente baja mi pantalón, comencé a sentirme nerviosa pues me da un poco de vergüenza que ella me vea desnuda es decir ya lo hizo antes por "descuidos", en esta semana que me quedé con ella entraba varias veces a la habitación cuando me estaba desvistiendo, pero ahora es diferente, retiro mis jeans quedándome únicamente con mis bragas negras y Marian seguido con su juego, me quito la última prenda que tenía con los dientes a lo que no pude evitarlo sentía como empezaba a mojarme, ella subió a mi intimidad una vez retiradas mis bragas.
Marian: Si te sientes incómoda me dices - asentí ya con mis mejillas coloradas y ansiosa de que entrara en mi, empezó por besar mi muslo y cuándo menos lo esperaba sentí su lengua recorrer mis pliegues, eche mi cabeza para atrás y un gemido mas fuerte salió de mis labios, al parecer eso la prendió ya que sentí como dio una mordida en mi nudo más sensible.
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Con tu amor
Roman d'amourCuando todos creen que tienes una vida perfecta no ven más hay de la fachada y esto lo sabía muy bien Mayte Lascuráin ya que lo vivía en carne propia, pero el toparse con su jefa Ilse Olivo no la ayudo más que destruir lo poco que la hacía feliz por...