18- Don't trust her.

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—Tal vez cuando estemos de regreso en el refugio puedas hablas con él.

—No... no creo poder hacerlo. Al menos no contigo de por medio.

—Claro que podrás hacerlo, no voy a impedirlo ni nada por el estilo. Sé que él quiere tener esa charla contigo, solo debes esperar.

—Todo será mejor cuando tu ya no estés ahí impidiéndome estar a solas con él.

—¿Qué?

—Lo siento Ocho —dijo la medico en cuanto un grupo las rodeó.

En cuanto los hombres se llevaron a Alice, Amelia se recostó en el suelo, tomó su arma y luego de situarla en su abdomen disparó. El resto del equipo no tardó en llegar, al no escuchar respuesta alguna de parte de las chicas y tampoco tener señales de ellas en el punto de encuentro; sabían que algo malo sucedía, en especial al no escuchar nada por parte de Alice que siempre tenía algo para decir, especialmente cuando terminaba una parte de su trabajo con éxito. El sonido del disparo solo hizo que comenzaran a correr desesperados, esperando lo peor.

Cinco, ¿Qué pasó? ¿En dónde está Ocho?

Cuatro tranquilo, está herida —interrumpió Dos.

—Debemos sacarla de aquí cuanto antes, necesitamos sacar la bala y corroborar que todos sus órganos están bien.

Mientras que Sebastian cargaba a la medico los demás iban rodeándolos, mientras que se aseguraban de que nadie los siguiera y de no correr riesgos, pues no podían perder a la única persona que tenía una pista del paradero de Alice.

—Debemos ir a un hospital —dijo Diez mientras hacía presión en la herida de Cinco. El miedo se estaba apoderando del pobre chico.

—No, de eso ni hablar. Sabes que no podemos hacer eso —respondió Uno concentrado en la carretera.

—Puedo encontrar a alguien que nos ayude —sugirió Dos.

—Tampoco, no nos conoces y nosotros no te conocemos a ti, busquen algún video o algún libro para poder revisarla. Tal vez se sienta mejor cuando regresemos al refugio y pueda quitarse la bala ella misma.

—Si claro, como si fuéramos esa clase de personas —se burló Tres.

—Puedo hacerlo, solo... dejen de gritar, mi cabeza duele demasiado.

—¡¿Qué fue lo que pasó?!

Cuatro en serio debes detenerte ahora mismo, debemos preocuparnos por su salud, eso es lo primero —interrumpió Siete algo molesto.

Los gritos dentro de la camioneta y la desesperación estaban poniendo de mal humor a todo el equipo, y aunque trataran de mantener la compostura era algo que se estaba haciendo imposible de lograr, no podían perder a otro integrante, debían terminar con esa mala suerte de perder a un miembro en cada misión.

—Cada minuto que pasa es crucial, no podemos dejar a Ocho sola en este lugar, no sabemos nada.

—Lo sé, pero no podemos arriesgarnos a salir a buscarla antes de que Cinco se mejore, usa la cabeza por un momento y deja tu corazón enamorado de lado. Prometo que ni bien Cinco esté estable saldremos a buscar por todo el país a Ocho, y la encontraremos.

Al llegar a lo que era su nuevo refugio —solo por esa misión—, todos se pusieron en marcha para conseguir lo necesario para poder atender de la mejor manera a Amelia. Javier y Camille leían libros que la medico llevaba siempre con ella y que Alice a veces leía, Sebastian y Billy buscaban en unos celulares, y el líder y Blaine intentaban detener la pequeña hemorragia que la mujer estaba teniendo.

The Driver (Six Underground)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora