The Driver (Six Underground)

14- Kumicho.

—Al menos ya sabemos quién es la responsable de todo lo sucedido.

El grupo se encontraba reunido nuevamente reunido, en otro complejo de apartamentos abandonado. Se les estaban acabando los lugares para refugiarse.

—Todo este tiempo Ocho tuvo razón.

—¿Qué sigue ahora? Quiero decir, ya sabemos quién fue, sabemos que escapó y que tiene mucho poder, además de un buen ingenio, se las arregló todo este tiempo para que nadie desconfiara de ella.

—Ahora sabemos que es una agente bien entrenada, con muy buenos motivos, y una misión con la que esta comprometida y le pone todo de si —dijo Siete.

—A menos que sepamos qué hace con los Yakuza y cual es su misión, estaremos un paso atrás —agregó Dos mirando a Uno.

—Ha utilizado todos sus medios para contactarnos, deberíamos buscar algo para usar en su contra.

—¿Como qué? Sin ofender Uno, pero no es que podamos leer mentes o viajar en el tiempo, no hay nada de información sobre ella que pueda ayudarnos a encontrarla en este momento.

—Sabemos que esta con los Yakuza, y que Corea del Norte esta en esto, podemos empezar por eso, ¿no?

—Te escuchamos.

—No digo que llamemos a todas las puertas preguntando si saben algo de ella, pero tenemos a Dos que es parte de la CIA y tal vez pueda encontrar algo.

—Puedo intentarlo, aunque no aseguro que tenga la información para dentro de dos horas. Va a ser difícil, no creo que mis superiores pasen por alto el que busque esa informacion.

—Con intentarlo es suficiente, podemos seguir sus movimientos los últimos meses, ahora que la secretaria está muerta debemos buscar eso por nuestra cuenta.

—Me pondré en marcha con eso.

—Creo que no fue muy buena idea matar a los malos, al menos no sin antes intentar sacarles algo de información —se burló Diez.

—¿Sabemos algo de los Yakuza?

—Por lo que me enteré ésta mañana, su kumicho Takagi, fue hallado muerto —Dos permaneció en silencio al ver que Ocho alzaba su mano—. ¿Ocho?

—¿Qué es un kumicho?

—El jefe.

—Uno, eres un kumicho —se burló Ocho haciendo sonreír a todos.

—Continua Dos —interrumpió el líder.

—Y ahora que el jefe murió, el que asume el mando es Shiro, su hijo y jefe de la sección tailandesa. Si lo aprueba el consejo, claro.

—En la mañana se vieron llegar a miembros de los Yakuza —habló Tres mirando la pantalla de la computadora.

—Shiro tiene oficinas aquí, un hombre los fue a recoger y los llevó a uno de los tantos edificios que poseen —agregó la francesa.

—Bien, tenemos algo de información. Debemos seguirlos en cada paso, si hayamos a los Yakuza o a Shiro encontraremos a Lawan.

—Entonces, manos a la obra.

—Necesitamos un plan, antes de poner manos a la obra querida Ocho.

—Se está adelantando un poco con esto —se burló Siete.

—Mientras nosotros planeamos esto, ustedes pueden prepararse.

Todos se levantaron de sus lugares mientras que Alice sacaba un objeto de su bolsillo y le prestaba suma atención, confundiendo al líder que se acercó a ella.