4- Here we go again.

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—Esto me trae varios recuerdos —bromeó Ocho mientras miraba el edificio.

—¿Quieres entrar tu?

—Oh no, definitivamente no. La última vez tuve que besar a un ruso loco —los demás comenzaron a reír—. Esta vez es tu turno Dos.

—¿Ven algo? —preguntó Uno seriamente.

—No, aun no.

Ya estoy en las cámaras del lugar —informó Diez—. Los conectaré para que puedan echar un vistazo.

Billy abrió la laptop en sus piernas y las imágenes de la discoteca aparecieron en la pantalla. A su lado Alice miraba por la ventana esperando a ver el auto que Amelia había dicho conducía uno de los sospechosos y dueño del lugar. Camille terminaba de arreglarse y Javier la observaba atentamente en cada uno de sus movimientos, algo temeroso de que ella ingresara sola al lugar. Por otro lado, Sebastian monitoreaba las cámaras de la discoteca, mientras que el líder y Blaine hacían lo mismo pero con las de la embajada, prestando atención a lo que el embajador y su esposa hacían, y cualquier posible peligro.

—La señal es buena —informó Cuatro.

—Lo veo, llegó el auto —chilló Ocho.

—Tranquila cariño —se burló el rubio a su lado.

Los cuatro dentro de la camioneta observaron al hombre bajar del auto con un bolso y caminar hacia la entrada del lugar, luego de entregarle el bolso a otra persona ingresó a la discoteca.

Uno, el sujeto esta entrando en el edificio.

Copiado Tres. Dos, procede.

—Estoy en eso —respondió la rubia seriamente mientras se quitaba el abrigo y dejaba ver su vestido, haciendo silbar a Tres.

—Si estos niños no estuvieran aquí con nosotros...

—Ya tendrás tiempo después Tres, cierra la boca —se burlo Ocho haciendo una mueca de asco.

—Tu y yo debemos hablar luego —dijo Dos molesta.

—Esperaré con ansias esa charla bebé. Ve por él, esa es mi chica —comentó divertido mientras ella bajaba de la camioneta—. Es hermosísima.

—Que tiernos —se burló Cuatro ante lo embobado que se encontraba el latino con la francesa.

—Tú cierra la boca, no dejas ni un minuto sola a la pobre de Ocho.

—Al menos ella no rechaza mis muestras de afecto.

La pareja rio mientras que Javier rodaba los ojos y volvía su atención hacia su pareja que entraba sin problema alguno a la discoteca. Los tres prestaron atención a la laptop y las cámaras, siguiendo cada movimiento de la rubia, que se movía con naturalidad hasta quedar en la barra, cerca del objetivo.

—Que música espantosa —se quejó Ocho.

—Es verdad, ¿Quién contrató a ese dj?

—¿Pueden concentrarse en esto? —los reprendió mientras les quitaba la laptop de las manos a Cuatro.

—Perdón Tres —respondieron los jóvenes al unísono.

—El objetivo esta en movimiento, me acerco —informó Dos.

Javier se aferró a la pantalla de la laptop y se acercó para observar mejor. La rubia, que en ese momento llevaba una peluca pelirroja, caminó hacia el hombre, chocando "accidentalmente" con él y al mismo tiempo, plantándole un rastreador en su ropa.

The Driver (Six Underground)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora