19- Patience.

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El hombre frente a Alice caminaba de un extremo de la habitación al otro aguardando la tan esperada llamada, las ansias lo estaban comiendo por dentro y la chica en la silla solo era un gran dolor de cabeza.
Ya habían hablado minutos antes, donde él había intentado convencerla nuevamente de ayudarlo y ella lo había mandado al diablo.

—¿Sigue sin sonar? ¿Crees que haya buena señal aquí dentro? Odio cuando no hay buena recepción, ¿Tu también? Quiero decir, vamos, estamos en el siglo veintiuno, las torres tienen que abarcar un rango más grande, ¿No? Sino qué gracia tiene el tener un teléfono celular. Bueno, en las montañas y en medio de una granja puedo entenderlo pero en medio de la ciudad no es algo aceptable, ¿No? Oye, ¿Por qué tan callado? ¿Te sientes bien? Podría llamar a tu gente para que vengan a auxiliarte.

—Si no cierras la boca tu serás a la que tendrán que venir a auxiliar.

—Es muy grosero de tu parte dirigirte de esa manera a la persona que se está preocupando por ti. Sabes, a veces la gente me sorprende, eres amables con ellos y te escupen en la cara, demonios no aprecian lo que haces por ellos. ¿Alguna vez te ha pasado? —el hombre abrió la boca pero fue interrumpido de inmediato—. Supongo que si, de seguro es por eso que me estás tratando de esa manera. Es como una especie de trauma, bueno, creo que no, pero deja una clase de secuela, comienzas a ser más distante a medida que te decepcionan. Apesta.

Alice sonrió de lado al ver que el hombre rodaba los ojos y miraba nuevamente el aparato en sus manos, cada vez más impaciente.
Lo cansaría hasta que se marchara de la habitación, así ganaría tiempo e idearía un plan de escape, nada de estar esperando como una damisela indefensa, no, ella podía salir de ese lugar.

Había rescatado a Uno por su cuenta, ¿No? Eso debía demostrar algo. Sí, la habían secuestrado, pero había logrado lo que se había propuesto.
Había escapado de unos rusos en un auto que parecía iba a explotar en cualquier momento.
Había logrado salvar a Cuatro con su rifle, y anterior a eso había volado la cabeza de un tipo con un revolver con el que jugaban a la ruleta rusa.
Ni hablar de que había salvado a la hija del senador.

Tal vez no era la mujer maravilla o Black Widow pero podía arreglárselas para salir de ahí con vida, si había logrado todas esas cosas... el escapar de ese lugar sería un paseo por la playa. Si, había recibido algo de ayuda en todas esas ocasiones, pero no significaba que no pudiera lograrlo por si misma.
Luego se ocuparía de volver a su hogar y partirle la cara a la maldita de Cinco. Esa perra se las pagaría...

El celular sonando atrapó la atención tanto de Alice como del desconocido frente a ella.

—Bueno, al parecer si tienes señal, espero no sea una operadora intentando venderte algún plan pre-pago o alguna de esas cosas.

—¿Puedes cerrar la boca por un momento?

—Wow, alguien está de mal humor...

—Tu gente está dejando el país, en cuanto tengamos el visto bueno de que aterrizaron en otro lugar esto se habrá terminado.

—O sea que me asesinarán.

—Lo siento mucho, eso es lo que pasa cando te metes en los planes de otras personas y se los arruinas. Además, no aceptaste mi propuesta. No te preocupes, le prometimos a tu amiga que no sufrirías.

—Vaya, es un gran alivio. Y no es mi amiga, es una perra que me traicionó.

—Sin confianza no hay traición, querida Ocho.

—Puedes llamarme Alice. Y si, creo que fue un error de mi parte el confiar en ella.

—Debes haberla hecho enojar demasiado como para que te hiciera esto.

—Si... en realidad no. Mi novio antes fue su novio... pero antes fue mi novio, así que no es para tanto. Quiere robármelo, pero él no quiere saber nada de ella, o al menos eso me dijo él. En fin, ella ha intentado hablar con Billy, pero el pobre huye cada vez que la ve cerca, no me quiero imaginar como se encuentra ahora que yo no estoy y ella si. Aunque cuando él la dejó para volver conmigo ella dijo que no le molestaba que podían ser amigos, al igual que nosotras, que todo continuaría como si nada. Pero por lo sucedido creo que sigue algo molesta...

—¿Algo?

—Si... podría haber sido peor, siempre puede ser peor, ¿no?

—¿Hay algo peor que estar atada a una silla y estar a solo horas de morir?

—Podrían estar golpeándome como unos rusos lo hicieron una vez —se encogió de hombros.

El silencio se hizo eterno hasta que la puerta se abrió dejando ver a la mujer que horas antes le había llevado comida y agua a Alice.

—No lo entiendo, si van a matarme, ¿Por qué darme comida?

—Ella quiere hacerlo, es la esposa del jefe y no puedo decirle que no —se encogió de hombros—. Volveré en unas horas.

—Esperaré con ansias —respondió ella con sarcasmo.

A penas se cerró la puerta —luego de que el hombre riera ante las palabras de Alice— la mujer frente a ella sacó un papel de su ropa y se lo entregó.

"Puedo entender pero no hablar. Quiero ayudar". Los ojos de Alice recorrieron el papel varias veces algo confundida, no estaba segura de si era una trampa o si en serio quería ayudarla. Hasta que la misma le entregó una pequeña navaja y llevó un dedo a sus labios indicando que no dijera nada.

—Bueno... Gracias —ambas se sonrieron.

Todo era un poco más fácil en ese momento. Solo un poco, pues sabía cómo desatarse, pero faltaba todo el plan de escape.

—¿Hay mucha gente? ¿Muchos hombres? ¿Es difícil escapar? —la mujer asintió con cara seria.

Alice podría asegurar que había seriedad y temor en el rostro de la mujer.
Había escuchado, por parte de Tres, sobre la cultura Tailandesa. No solo sobre la comida, sino sobre el trato que recibían las mujeres, en algunos lugares aún eran tratadas como personas inferiores y que solo debían acatar ordenes de los hombres. No estaba segura de si esa era la situación en ese momento, o la que vivía esa señora. La mayoría de las veces las mujeres no decían nada, en otros escenarios muy raros, estas se revelaban y mostraban que no seguirían más las ordenes de sus esposos.

—Gracias por la ayuda —repitió con una sonrisa.

Luego de beber agua y de comer un poco la idea llegó a su cabeza. Debía ir al baño, esa era la clave de todo, debían llevarla fuera de la habitación, eso serviría para tantear terreno, ver cuán difícil podía ser la huida y reconocer los pros y los contras de todo el plan.

The Driver (Six Underground)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora