Ríndete ante mi [MESSI X OCHOA]

59 No me preguntes.

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Después de permanecer acostados un buen tiempo y de relajarse en la tina, Lio se separó del cuerpo de Guillermo, hizo los brazos del portero a un lado y se alejó, esto descolocó un poco al mexicano, ya que se preguntó en su interior que estaba pasando, pues Lio se alejó sin decir ni una palabra.

—¿Qué pasa?—preguntó Guillermo con un poco de angustia en sí mismo pero lo suficientemente tranquilo para que Lio no lo pudiera notar nervioso.

El argentino no dijo nada, simplemente salió de la tina y se envolvió en una toalla que tomó de la estantería, se apreciaba calmado y tranquilo, así como siempre es él naturalmente.

—¿Está todo bien?—preguntó Guillermo una vez más desde la tina pero esta vez giró su cuerpo para verlo, el delantero estaba de espaldas, no pudo apreciar su rostro de tranquilidad, pero esto fue bueno para Guillermo ya que Lio no pudo notar la angustia que tenía en ese momento.

—Lo dije por ti—fue lo único que respondió.

El mexicano no sabía a qué se estaba refiriendo, pero si sabía que Lio siempre ha sido de pocas palabras y en este viaje lo ha podido comprobar de mejor manera, sabía bien que si quería saber a que se refiere el argentino, debía de preguntarle. No quería hacerlo, pero no comprendía qué pasaba, primero el ver a Lio de manera sería, salirse de la tina y simplemente irse lo sacaba de su transe y no entendía qué pasaba.

Debía preguntarle.

Salió de la tina, tomó una toalla y se acercó a él.

—¿Qué cosa dijiste por mi?—le preguntó mirándolo.

Lio lo miró por unos segundos pero desviando su mirada lo antes posible camino al otro extremo del baño.

—¿Qué sientes Guillermo?—le preguntó el argentino.

El mexicano se sorprendió por la pregunta, no sabía cómo reaccionar.

—¿De qué estás hablando?—respondió.

Lio camino a la ducha, después de dejar la toalla y meterse abrió la llave del agua caliente. Se enjuago, manteniendo los ojos cerrados, sintiendo el agua caer sobre él, sintiendo que esta ducha lo limpiaba del acto anterior.

El mexicano lo miraba, miraba todo de él, admiraba su cuerpo y cómo es que en estos días lo había poseído, no solamente lo admiraba desde años anteriores, todo comenzó desde antes cuando después de Qatar se dio cuenta de este sentimiento que explotó con este viaje, que se convirtió en la cereza del pastel que jamás pensó en obtener.
El argentino seguía en la ducha y Guillermo lo seguía observando, pero no por mucho tiempo, ya que este también dejó su toalla y se metió en el pequeño espacio donde se encontraba Lio para que el agua cayera en los dos cuerpos.

Lio se dio vuelta para tenerlo de frente, lo miraba hacía arriba por la diferencia de altura, ver aquellos ojos oscuros le causaba mucha ternura.

—¿Que sientes?—volvió a preguntar Lio.

Se besaron de nuevo y empezaron aquello que jamás habían hecho en toda su vida pero que bien aprendieron en este viaje y les volvieron a poseer.

Placer, el placer del sexo entre los dos era perfecto, debían continuar.

Lio se arrodillo ante Guillermo, queriendo darle todo el placer posible antes de volver a preguntar, tenerlo ahí le gustaba, le causaba una sensación distinta y la quería de nuevo y la quería probar tantas veces como pudiese en este tiempo que le quedaba.

El mexicano recibió de Lio todo ese placer que lo hizo gemir y sentir que esto era parte de él, algo a lo que no quería renunciar aunque se terminara este tiempo y exactamente eso es a lo que le tenía miedo.

Tenía temor de la pregunta de Lio.
Al finalizar los dos jugadores se besaron, dejaron caer más tiempo el agua en sus cuerpos y salieron de la ducha.

Se secaron el cuerpo y se envolvieron en la toalla, Lio abrió la puerta del baño para regresar a la habitación. Las dos mujeres estaban dormidas en una posición bastante cómoda en la cual estaban juntas y Anto abrazaba a Karla por la espalda, los dos futbolistas sonrieron al ver a sus esposas de esta manera, Lio se quitó la toalla y se recostó en la cama, al instante hizo un gesto con la mano diciéndole a Guillermo que fuera con él.

Hizo lo mismo, dejó la toalla y se recostó a su lado.

Los cuatro dormirían una siesta, el día aún no terminaba.

Al momento de que Lio sintió el cuerpo de Guillermo totalmente relajado le lanzó una nueva pregunta:

—Guillermo, ¿Qué sientes por mi?

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Los amo💖

Besitos de vainilla para todes <3

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Estoy tratando de hacer lives en tiktok mientras escribo, agradezco a todos los que se han unido y me dan su apoyo💖