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Lio despertó abruptamente, sintiendo como si una pesadilla lo hubiera atrapado en sus garras. La opresión en su pecho era abrumadora, y la ansiedad se apoderó de él de una manera que nunca antes había experimentado. Su respiración se volvió superficial y agitada, como si un peso invisible le impidiera llenar sus pulmones.
Con precaución, se levantó de la cama y se tambaleó hacia el baño, la presión en su pecho aumentaba con cada paso, y le costaba un esfuerzo titánico mantener la calma. Al sentarse en el inodoro, luchó por tomar aire, sintiéndose desesperado y confundido. No entendía lo que estaba sucediendo en su propio cuerpo.
Los minutos transcurrieron lentamente, pero para Lio, cada uno de ellos se estiraba como si fueran horas interminables. Su corazón latía con fuerza, y la sensación de pánico lo consumía. Desesperado, apretó su puño y comenzó a golpear su propio pecho, como si pudiera obligar a su cuerpo a volver a respirar normalmente. Sin embargo, sus esfuerzos resultaron inútiles.
Su piel se tornó roja y empapada de sudor, sus músculos tan tensos que cuando intentó ponerse de pie, su cuerpo le traicionó y cayó al suelo inmediatamente. Nunca había experimentado algo así, ni siquiera después de un partido importante.
El miedo se apoderaba de él mientras su cuerpo parecía tener una voluntad propia, negándose a obedecer sus órdenes. Lo que más temía era la falta de control sobre su propia respiración, una sensación aterradora que lo sumía en un estado de pánico absoluto.
Lio sentía que estaba atrapado en una pesadilla, que luchaba por liberarse de las cadenas invisibles de la ansiedad. Cada segundo era una batalla, y aunque su mente racional sabía que debía mantener la calma, su cuerpo parecía estar en total desacuerdo.
Finalmente, después de lo que le pareció una eternidad, comenzó a sentir una leve mejoría en su respiración. El aire entraba y salía de sus pulmones de manera menos agitada, aunque aún se aferraba a la ansiedad. Se sentó en el suelo, apoyando la espalda contra la pared, tratando de recuperar sus fuerzas.
La causa de este ataque de ansiedad seguía siendo un misterio para él, pero había una certeza en su mente: necesitaba buscar ayuda para comprender y enfrentar esta nueva y aterradora dimensión de su existencia. El miedo de volver a experimentar tal pánico lo impulsó a tomar medidas y buscar el apoyo que necesitaba para recuperar el control de su vida.
Lio yacía en el suelo del baño, su mente llenándose de pensamientos aterradores mientras luchaba por recuperar el control de su cuerpo. Cada intento de respirar con normalidad parecía un desafío insuperable, y la sensación de asfixia lo atormentaba.
En medio de su desesperación, los recuerdos de la noche anterior comenzaron a invadir su mente, como fantasmas que lo acosaban en ese momento de vulnerabilidad. Lio sentía que estaba atrapado en una pesadilla, que luchaba por liberarse de las cadenas invisibles de la ansiedad. Cada segundo era una batalla, y aunque su mente racional sabía que debía mantener la calma, su cuerpo parecía estar en total desacuerdo.
Mientras Lio seguía en el suelo, luchando por recuperar el control de su respiración, una silueta apareció en la puerta del baño. Era Guillermo, quien había corrido hasta allí al darse cuenta de la angustia que estaba sintiendo su amado.
Guillermo se arrodilló junto a Lio con ojos llenos de preocupación y cuidado. Sin decir una palabra, comenzó a acariciar suavemente el cabello de Lio, transmitiendo una sensación de calma y seguridad con cada gesto. Sus manos cálidas y reconfortantes eran como un bálsamo para el alma de Lio.
—Tranquilo, amor —susurró Guillermo con voz suave, manteniendo su mirada fija en la de Lio— Estoy aquí contigo. Respira profundamente, como cuando tu me ayudaste.
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Ríndete ante mi [MESSI X OCHOA]
RomansaLio y Guillermo se dan cuenta que las fans hacen historias de ellos siendo pareja. Una pareja a punto del divorcio. Una pareja con relación abierta los invitan de vacaciones. Una nueva relación se formará. ----- Lio y Guillermo: versátiles.