9. KIHYUN

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Durante el día siguiente, Kihyun vio que Changkyun empezaba a poner en marcha su estrategia. Había estado al tanto de sus consultas con cada miembro del equipo, pero sabía que solo estaba viendo fragmentos de su plan. Ese era el juego al que Changkyun siempre jugaba. Si tenía alguna duda sobre la misión, no lo mostró y Kihyun deseó compartir su certeza. La Corte de Hielo había sido construida para soportar la arremetida de ejércitos, asesinos, Grisha y espías. Cuando se lo había dicho a Changkyun, él se limitó a responder:

—Pero no la construyeron para contenernos a nosotros.

Su confianza le enervaba.

—¿Qué te hace pensar que podemos hacerlo? Habrá otros equipos ahí fuera, soldados y espías bien entrenados, gente con años de experiencia.

—Este no es un trabajo para soldados y espías bien entrenados. Es un trabajo para rufianes y ladrones. Choi lo sabe, y por eso nos ha llamado.

—No podrás gastar su dinero si estás muerto.

—Tendré hábitos caros en la otra vida.

—Hay una diferencia entre la confianza y la arrogancia.

Entonces él le había dado la espalda, dando a cada guante un tirón brusco.

—Y cuando quiera un sermón sobre eso, sabré a quién acudir. Si quieres dejarlo, solo tienes que decirlo.

A Kihyun se le puso rígida la espalda y su propio orgullo se elevó en su defensa.

—Hyungwon no es el único miembro irreemplazable del equipo, Changkyun. Me necesitas.

—Necesito tus habilidades, Kihyun. No es lo mismo. Puede que seas la mejor araña que se arrastra por el Barril, pero no eres el único. Te haría bien recordarlo si quieres llevarte tu parte del botín.

Kihyun no dijo nada; no quería mostrar lo mucho que la había enfadado, pero se marchó de su despacho y no volvió a decirle nada más.

Ahora, mientras se dirigía hacia el puerto, se preguntó por qué seguía en ese camino.

Podría marcharse de Kerch cuando quisiera. Podría viajar de polizón en un barco hacia Novyi Zem. Podría volver a Ravka y buscar a su familia. Esperaba que hubieran estado a salvo en el oeste cuando estalló la guerra civil, o que tal vez se hubieran refugiado en Shu Han. Las caravanas suli llevaban años siguiendo los mismos caminos gastados, y él tenía la habilidad necesaria para robar lo que necesitaba para sobrevivir hasta que los encontrara.

Eso significaría no pagar su deuda con los Despojos. Per Haskell culparía a Changkyun; este lo había obligado a pagar su contrato, y lo dejaría vulnerable sin su Espectro para buscarle secretos. Pero ¿no le había dicho que era fácilmente reemplazable?

Si lograban dar el golpe y volver a Kerch con Son Chaeyoung a salvo, su porcentaje del botín sería más que suficiente para pagar la ruptura del contrato con los Despojos. No le debería nada a Changkyun y no tendría ninguna razón para quedarse.

Solo faltaba una hora para el amanecer, pero las calles estaban abarrotadas mientras se abría camino desde el Stave Oriental hasta el Occidental.

Había un dicho suli: El corazón es como una flecha. Hace falta puntería para dar en el blanco.

A su padre le gustaba recitarle eso cuando él entrenaba sobre la cuerda o el balancín. Sé decidido, le decía. Tienes que saber a dónde quieres ir antes de llegar. Su madre se reía al oír aquello. Eso no es lo que quiere decir, intervenía. Le quitas el romanticismo a todo. Pero no era cierto: su padre adoraba a su madre.

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora