Kihyun se sentía como si él y Changkyun se hubieran convertido en soldados gemelos, marchando, fingiendo estar bien, escondiendo sus heridas y moratones del resto del grupo.
Tardaron dos días de viaje más en llegar a los acantilados que daban a Djerholm, pero la marcha fue más fácil según avanzaban hacia el sur y en dirección a la costa. El clima era más cálido y el suelo se descongeló, y el chico comenzó a ver señales de la primavera. Kihyun pensaba que Djerholm se parecería a Ketterdam, un lienzo de negro, gris y marrón, calles enmarañadas llenas de niebla y humo de carbón, barcos de toda clase en el puerto, palpitando con el ajetreo y el bullicio del comercio.
El puerto de Djerholm estaba lleno de barcos, pero sus rectas calles se dirigían hacia el agua de forma ordenada. Las casas estaban pintadas de colores (rojo, azul, amarillo, rosa) como desafiando la tierra de un blanco salvaje y los fríos inviernos tan al norte. Incluso los almacenes junto al atracadero eran de alegres colores. Era como las ciudades que había imaginado de niño, con colores como los caramelos y en el lugar adecuado.
¿Estaría el Ferolind esperando ya en el puerto, aguardando en el amarradero, con la bandera kerch y los distintivos colores naranja y verde de la Compañía de la Bahía Haanraadt? Si el plan iba como Changkyun esperaba, al día siguiente bajarían por el atracadero de Djerholm con Chaeyoung Son, subirían al barco y se alejarían por el mar antes de que nadie de Fjerda se enterara. Prefería no pensar en lo que pasaría a la noche siguiente si el plan salía mal.
Levantó la mirada hasta la Corte de Hielo, que se alzaba como un gran centinela blanco sobre un enorme acantilado que daba al puerto. Hyungwon había dicho que los acantilados eran inescalables, y Kihyun tenía que admitir que serían un desafío incluso para el Espectro. Parecían imposiblemente altos, y desde la distancia su superficie blanca parecía limpia y brillante como el hielo.
—Hay un cañón —dijo Minhyuk.
Changkyun miró guiñando los ojos las enormes armas que señalaban a la bahía.
—Me he metido en bancos, almacenes, mansiones, museos, cámaras, una biblioteca de libros raros, y una vez el dormitorio de un diplomático kaélico de visita cuya mujer tenía pasión por las esmeraldas. Pero nunca me han disparado con un cañón.
—Hay que reconocer que es una novedad —señaló Minhyuk.
Kihyun apretó los labios.
—Esperemos no llegar a eso.
—Esas armas están ahí para detener ejércitos invasores —dijo Minhyuk con confianza—. Que tengan suerte si quieren golpear a una pequeña goleta cortando las olas hacia la fortuna y la gloria.
—Te recordaré tus palabras cuando una bala de cañón me caiga en el regazo —replicó Hoseok.
Se deslizaron con facilidad entre el tráfico de viajeros y comerciantes en el lugar donde el camino del acantilado se encontraba con el camino del norte que llevaba hasta la parte superior de Djerholm. Esta era una dispersa extensión de la ciudad que había debajo, una enorme colección de tiendas, mercados y tabernas que servían a los guardias y al personal que trabajaba en la Corte de Hielo, así como a los visitantes.
Por suerte la multitud era grande y lo bastante variada como para que un grupo más de extranjeros no llamara la atención, y Kihyun se encontró respirando con mayor facilidad.
Las señales de la celebración de la Hringkälla estaban por todas partes. Las tiendas habían creado elaboradas exposiciones de galletas de pimienta con forma de lobos, algunas tenían adornos colgando de unos árboles grandes y retorcidos, y el puente que cruzaba el río estaba engalanado con lazos del plateado de Fjerda. Un camino hacia la Corte de Hielo y un camino para salir. ¿Cruzarían ese puente como vencedores al día siguiente?
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SEIS DE CUERVOS - MONSTA X
Ficción GeneralKetterdam es un bullicioso país, foco de comercio internacional donde cualquier cosa se puede conseguir por el precio adecuado. Y es precisamente donde Changkyun Im, el criminal más vivaz del Club Cuervo, encuentra al equipo perfecto para realizar u...