43. MINHYUK

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Mientras la goleta iba hacia el sur a toda velocidad, era como si la tripulación entera estuviera en un velatorio. Todos hablaban en voz baja, pisando la cubierta con suavidad.

Minhyuk estaba tan preocupado por Hoseok como todos, a excepción de Hyungwon, suponía, pero el respetuoso silencio era difícil de soportar. Necesitaba dispararle a algo. El Ferolind parecía un barco fantasma.

Hyungwon se había recluido con Hoseok y le había pedido ayuda a Jooheon para cuidar de él. Incluso aunque a este no le gustaba la química, sabía más de tinturas y compuestos que nadie de la tripulación salvo Hyunwoo, y el fjerdano no entendía la mitad de lo que este decía. Minhyuk no había visto a Jooheon desde que habían salido del puerto de Djerholm, y tenía que admitir que echaba de menos tener cerca al mercadercillo para molestarlo.

Hyunwoo parecía simpático, pero su kerch era tosco y no parecía gustarle demasiado hablar. A veces aparecía en cubierta por la noche y se quedaba en silencio junto a Minhyuk, mirando las olas. Era algo enervante. Solo Kihyun quería charlar con todos, y eso era porque parecía haber desarrollado un ardiente interés en todo lo náutico. Pasaba la mayor parte de su tiempo con Specht y Rotty, aprendiendo a hacer nudos y arreglar velas.

Minhyuk siempre supo que había muchas posibilidades de no volver a casa, que podrían haber acabado en celdas de la Corte de Hielo o clavados en picas. Pero había supuesto que, si lograban la imposible tarea de rescatar a Son y llegar al Ferolind, el viaje de vuelta a Ketterdam sería una fiesta. Beberían lo que Specht pudiera haber almacenado en el barco, se comerían los últimos caramelos de Hoseok, relatarían sus escapadas por los pelos y cada pequeña victoria. Pero jamás podría haber previsto cómo se habían visto arrinconados en el puerto, y desde luego no podía haber imaginado lo que Hoseok tuvo que hacer para sacarlos de allí.

Estaba preocupado por Hoseok, pero pensar en él le hacía sentir culpable. Cuando embarcaron en la goleta y Hyunwoo les habló de la parem, una vocecilla en su interior le dijo que debería ofrecerse a tomar también la droga.

Aunque fuera un Hacedor sin entrenamiento, tal vez podría haber ayudado a sacar la parem del cuerpo de Hoseok y liberarlo. Pero esa era la voz de un héroe, y Minhyuk había dejado de pensar hacía mucho que tuviera madera de héroe. Demonios, un héroe se habría ofrecido a tomar la parem cuando se estaban enfrentando a los fjerdanos en el puerto.

Cuando Kerch apareció al fin en el horizonte, Minhyuk sintió una extraña mezcla de alivio e inquietud. Sus vidas estaban a punto de cambiar de formas que seguían sin parecer reales.

Soltaron ancla y, cuando cayó la noche, Minhyuk le preguntó a Changkyun si podía ir con él y Rotty en la falúa con la que llegarían al Quinto Puerto. No lo necesitaban, pero el muchacho estaba desesperado por algo de distracción.

El caos de Ketterdam permanecía intacto: naves descargando su mercancía en el muelle, turistas y soldados de permiso bajando de los barcos, riendo y gritándose de camino al Barril.

—Parece igual que cuando lo dejamos —dijo Minhyuk.

Changkyun levantó una ceja. Volvía a llevar su elegante traje gris y negro, su corbata inmaculada.

—¿Qué esperabas?

—La verdad es que no lo sé —admitió el joven.

Pero él se sentía diferente, incluso con el familiar peso de sus revólveres con empuñaduras esmaltadas en sus caderas y un rifle sobre la espalda. No dejaba de pensar en la mujer Agitamareas, gritando en el patio drüskelle, con la cara manchada de negro.

Se miró las manos. ¿Quería ser un Hacedor? ¿Vivir como uno? No podía evitar lo que era, pero ¿quería cultivar su poder o seguir escondiéndolo?

Changkyun dejó a Rotty y a Minhyuk en el puerto mientras iba a buscar a un mensajero para informar a Choi. Minhyuk quería ir con él, pero Changkyun le ordenó que se quedara.

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora