ONCE CAMPANADAS Y CUARTO
Cuando Hyungwon abrió la puerta de la celda de Hoseok, éste último dudó durante un breve instante. No pudo evitarlo. Por mucho que viviera, jamás olvidaría la cara de Hyungwon en esa ventana, lo cruel que había parecido, o la duda que había asaltado su corazón.
La sintió otra vez, al verlo de pie en el umbral de la puerta, pero cuando él le tendió la mano, supo que habían acabado con el miedo. Corrió hacia él, que le rodeó con sus brazos y enterró su cara en su pelo. Hoseok sintió que movía los labios junto a sus orejas cuando dijo:
—No quiero volver a verte así jamás.
—¿Te refieres al vestido o a la celda?
Una risa lo sacudió.
—Sin duda a la celda. —Respondió Hyungwon, le tomó la cara entre las manos y con una firmeza que Hoseok no había visto antes, murmuró: —. Jer molle pe oonet. Enel mordje nej afva trohem verret.
Hoseok tragó saliva con fuerza. Recordaba esas palabras y lo que significaban en realidad. "Me han hecho para protegerte. Solo la muerte romperá este juramento." Era el juramento de los drüskelle a Fjerda.
Y ahora era la promesa que Hyungwon le hacía a él.
Sabía que debía decir algo profundo, algo bonito como respuesta. En lugar de eso, dijo la verdad.
—Si salimos de aquí con vida, voy a besarte hasta dejarte inconsciente.
Una sonrisa cruzó la bonita cara de Hyungwon. Hoseok no podía esperar a ver el auténtico azul de sus ojos otra vez.
—Son está en la cámara —dijo él—. Vamos a buscarle.
Mientras Hoseok corría tras Hyungwon, las estruendosas campanas del Protocolo Negro llenaban sus oídos. Si Brum había sabido sobre él, era posible que los otros drüskelle también. Dudaba que pasara mucho hasta que fueran a buscar a su comandante.
—Por favor, no me digas que Changkyun ha desaparecido otra vez —dijo mientras bajaban el corredor a toda velocidad.
—Lo dejé en el salón de baile. Vamos a encontrarnos con él junto al fresno.
—La última vez que lo vi, estaba rodeado de drüskelle.
—Tal vez el Protocolo Negro se ocupe de eso.
—Si sobrevivimos a los drüskelle no sobreviviremos a Changkyun, no si matamos a Son...
Hyungwon levantó unas manos para detenerse antes de doblar la siguiente esquina. Se acercaron con lentitud y, cuando la doblaron, Hoseok se ocupó con rapidez del guardia en la puerta de la cámara. Hyungwon tomó su rifle, metió la llave de Brum en la cerradura, y la entrada circular a la cámara se abrió.
Hoseok levantó las manos, preparado para atacar. Esperaron con el corazón latiendo con fuerza mientras la puerta se abría.
La habitación era tan blanca como las demás, pero nada vacía. Sus mesas alargadas estaban llenas de vasos sobre llamas bajas azules, aparatos de calentamiento y enfriamiento, viales de cristal llenos de polvos de distintos tonos de naranja.
Una pared estaba dedicada a una enorme pizarra cubierta de ecuaciones en tiza. La otra era toda vitrinas de cristal con pequeñas puertas metálicas. Contenían plantas de jurda en flor, y Hoseok supuso que las vitrinas debían de tener calefacción. Había un catre contra la otra pared con las sábanas arrugadas, lleno de papeles y cuadernos.
Un chico shu estaba sentado con las piernas cruzadas sobre él. Los miró fijamente con el pelo oscuro sobre la frente y un cuaderno en el regazo. No podía tener más de quince años.
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SEIS DE CUERVOS - MONSTA X
General FictionKetterdam es un bullicioso país, foco de comercio internacional donde cualquier cosa se puede conseguir por el precio adecuado. Y es precisamente donde Changkyun Im, el criminal más vivaz del Club Cuervo, encuentra al equipo perfecto para realizar u...