10. MINHYUK

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Minhyuk siempre se sentía mejor cuando la gente le disparaba. No es que le gustara la idea de morir (de hecho, ese resultado potencial era desde luego una molestia), pero si se obsesionaba por seguir vivo no podría pensar en nada más.

Ese sonido, el rápido e Impactante ruido de los disparos, concentraba la parte de su mente que se encontraba dispersa, irascible e inquisitiva como nada más lo hacía. Era mejor que estar en las mesas y esperar su turno, mejor que estar en la Rueda de Makker y ver que aparecía su número.

Lo había descubierto la prImera noche en la frontera zemeni. Su padre estaba sudando, temblando, apenas capaz de cargar su rifle. Pero Minhyuk había encontrado su vocación. Ahora se encontraba en la parte superior de la caja donde se había puesto a cubierto, disparando con ambas pistolas.

Sus armas eran revólveres zemeni que podían soltar seis disparos en rápida sucesión, sin rival en toda Ketterdam. Los notó calentándose en sus manos.

Changkyun les había advertido de que habría competencia, otros equipos decididos a obtener el premio a cualquier precio, pero era demasiado pronto para que las cosas estuvieran yendo tan mal. Se hallaban rodeados, al menos había muerto un hombre, y un barco ardía a sus espaldas. Habían perdido el transporte a Fjerda y, si los disparos que llovían sobre ellos eran alguna indicación, estaban seriamente sobrepasados en número.

Suponía que podría haber sido peor; podrían haber estado en el barco cuando explotó.

Minhyuk se agachó para recargar y no pudo creer lo que veía. Jooheon Choi estaba aovillado en el muelle, con sus suaves manos de mercader sobre la cabeza. Minhyuk soltó un suspiro, lanzó unos pocos disparos para cubrirse y saltó desde detrás de la dulce seguridad de su caja. Agarró a Jooheon por el cuello de su camisa y tiró de él hasta ponerlo a cubierto.

Lo zarandeó un poco.

—Contrólate, niño.

—No soy un niño —masculló él, apartándole la mano de un manotazo.

—Bien, eres un viejo estadista. ¿Sabes disparar?

Jooheon asintió lentamente con la cabeza.

—He practicado tiro al plato.

Minhyuk puso los ojos en blanco. Se quitó el rifle de la espalda y se lo puso sobre el pecho.

—Genial. Esto es lo mismo, solo que el sonido es diferente cuando aciertas.

Se giró con los revólveres en alto mientras una forma aparecía por su visión periférica, pero solo era Changkyun.

—Vayan al Este, al siguiente muelle, y embarquen en el amarradero veintidós —dijo.

—¿Qué hay ahí?

—El Ferolind de verdad.

—Pero...

—El barco que ha explotado era un señuelo.

—¿Lo sabías?

—No, pero tomé precauciones. Es lo que hago, Minhyuk.

—Podrías habernos dicho que...

—Eso anularía el propósito de un señuelo. En marcha. —Changkyun echó un vistazo a Jooheon, que acunaba el rifle como a un bebé—. Y asegúrate de que entre en el barco de una pieza.

Minhyuk observó a Changkyun desvanecerse entre las sombras, con el bastón en una mano y la pistola en la otra. Incluso con solo una pierna buena, era espeluznantemente rápido.

Entonces le dio otro empujón a Jooheon.

—Vamos.

—¿Vamos?

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora