Los dolores llegaron después del amanecer. Una hora más tarde, se sentía como si sus huesos estuvieran tratando de empujar sus articulaciones.
Se quedó tumbado sobre la misma mesa donde había sanado la herida de cuchillo de Kihyun. Sus sentidos seguían lo bastantes agudos como para oler el aroma cobrizo de la sangre del chico suli por debajo del limpiador que Rotty había usado para quitarla de la madera. Olía a Kihyun.
Hyungwon estaba sentado junto suyo. Había tratado de tomarle la mano, pero el dolor era demasiado intenso. El roce de su piel contra la de él le hacía sentir la carne abierta. Todo parecía mal. Lo sentía todo mal. Tan solo podía pensar en el sabor dulce y a quemado de la parem. Le picaba la garganta, y sentía su piel como una enemiga.
Cuando los temblores comenzaron, le suplicó que se marchara.
—No quiero que me veas así —dijo, tratando de ponerse de costado.
Él le apartó el pelo húmedo de la frente.
—¿Cómo de malo es?
—Malo.
Pero sabía que empeoraría.
—¿Quieres probar la jurda?
Hyunwoo había sugerido que pequeñas dosis de jurda corriente podrían ayudar a Hoseok a superar el día. Pero él negó con la cabeza.
—Quiero... quiero... Por todos los Santos, ¿por qué hace tanto calor aquí? —Después, a pesar del dolor, trató de sentarse—. No me des otra dosis. Diga lo que diga, Hyungwon, da igual lo mucho que suplique. No quiero ser como Nestor, como esos Grisha de las celdas.
—Hoseok, Hyunwoo dijo que la abstinencia podría matarte. No voy a dejarte morir.
Hyunwoo. En la tesorería, Hyungwon había dicho uno de nosotros. Le gustaba esa palabra. Nosotros. Una palabra sin divisiones ni fronteras. Parecía llena de esperanza.
Volvió a tumbarse y su cuerpo entero se rebeló. Su ropa era cristal aplastado.
—Yo habría matado a cada uno de los drüskelle.
—Todos tenemos nuestros pecados, Hoseok. Necesito que vivas para poder expiar los míos.
—Puedes hacerlo sin mí, ¿sabes?
Hyungwon se enterró la cabeza en las manos.
—No quiero.
—Hyungwon —dijo Hoseok, pasándole los dedos por el pelo corto. El mundo dolía. Tocarlo dolía, pero lo hizo de todos modos. Tal vez no pudiera volver a hacerlo—. No me arrepiento.
Él le tomó las manos y le besó los nudillos con suavidad. Hoseok hizo una mueca, pero cuando el fjerdano trató de apartarse, lo tomó con más fuerza.
—Quédate —jadeó. Le salían lágrimas de los ojos—. Quédate hasta el final.
—Y después —respondió Hyungwon—. Y siempre.
—Quiero sentirme a salvo otra vez. Quiero volver a casa, a Ravka.
—Entonces te llevaré allí. Prenderemos fuego a las pasas o lo que quiera que hagan los paganos como tú para divertirse.
—Fanático —dijo Hoseok débilmente.
—Brujo.
—Bárbaro.
—Hoseok —susurró Hyungwon—,pajarillo rojo. No te me escapes

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SEIS DE CUERVOS - MONSTA X
Fiksi UmumKetterdam es un bullicioso país, foco de comercio internacional donde cualquier cosa se puede conseguir por el precio adecuado. Y es precisamente donde Changkyun Im, el criminal más vivaz del Club Cuervo, encuentra al equipo perfecto para realizar u...