30. HOSEOK

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NUEVE CAMPANADAS Y MEDIA


Hoseok se atrevió a echar un vistazo más por encima del hombro, observando a los guardias que se llevaban a Kihyun. Es listo y letal. Puede cuidar de sí mismo; ese pensamiento no le supuso demasiado consuelo, pero tenía que seguir moviéndose.

Estaba claro que los dos iban juntos, y quería desaparecer antes que el guardia que había detenido a Kihyun extendiera sus sospechas hacia él. Además, no había nada que pudiera hacer ya por el suli, no sin delatarse y arruinarlo todo.

Se agachó a través de las hordas de asistentes a la fiesta y se abrió la llamativa capa de caballo, dejó que se arrastrara tras de sí y después permitió que cayera y la multitud la pisoteara. Su ropa haría girar cabezas de todos modos, pero al menos ya no tenía que preocuparse de que un enorme moño rojo delatara su posición.

El puente de cristal se alzaba ante él en un arco reluciente, brillando bajo las llamas azules de las lámparas de sus agujas. A su alrededor la gente reía y se aferraban unos a otros mientras se elevaban más sobre el foso de hielo, con su superficie brillando debajo, un espejo casi perfecto.

El efecto era desconcertante y mareante; sus sandalias de cuentas demasiado apretadas parecían flotar en mitad del aire. La gente que había junto a él parecía estar caminando sobre la nada.

Otra vez tuvo la desagradable comprensión de que ese lugar debía haberlo construido un Hacedor en un pasado lejano. Los fjerdanos aseguraban que la construcción de la Corte de Hielo era el trabajo de un dios o de Sënj Egmond, uno de los Santos que decían que tenía sangre fjerdana. Pero en Ravka, la gente había comenzado a pensar dos veces antes de afirmar que algo fuese un milagro de los Santos.

¿Habían sido verdaderos milagros o simplemente la obra de Grisha talentosos? ¿Era el puente un regalo de Djel? ¿Un antiguo producto de la esclavitud? ¿O habrían construido la Corte de Hielo en una época antes de que los Grisha fueran vistos como monstruos por los fjerdanos?

En el punto más elevado del arco, vio por primera vez la Isla Blanca y el anillo interior. Desde la distancia había visto que la isla estaba protegida por otra pared, pero desde ese punto veía que esta tenía forma de leviatán, un gigantesco dragón de hielo que rodeaba la isla en un círculo y se tragaba su propia cola.

Se estremeció. Lobos, dragones, ¿qué sería lo siguiente? En las historias ravkanas, los monstruos esperaban a ser despertados por la llamada de los héroes. Bueno, pensó, desde luego nosotros no somos héroes. Esperemos que este se quede dormido.

El descenso por el puente fue aún más mareante, y Hoseok se sintió aliviado cuando sus pies tocaron el sólido mármol blanco una vez más.

Unos cerezos blancos y unos setos de sicomoro plateado bordeaban el camino de mármol, y la seguridad a ese lado del puente parecía claramente más relajada. Los guardias que estaban en posición de firmes llevaban elaborados uniformes blancos decorados con pelaje plateado y lazos plateados nada intimidatorios.

Hoseok recordaba lo que había dicho Hyungwon: cuanto más te internabas en los anillos más aumentaba la seguridad, solo que era menos visible. Vio a los asistentes moviéndose consigo mismo por las resbaladizas escaleras y a través del hueco entre la cola y la boca del dragón. ¿Cuántos eran de verdad invitados, nobles, artistas? ¿Y cuántos eran soldados fjerdanos o drüskelle disfrazados?

Pasaron por un patio abierto de piedra y las puertas del palacio hasta una entrada abovedada de varios pisos de alto. El palacio estaba hecho de la misma piedra limpia, blanca y sin adornos de las paredes de la Corte de Hielo, y parecía como si un glaciar se hubiera tragado todo el lugar. Hoseok no sabía si eran los nervios, su imaginación o que el lugar de verdad estaba muy frío, pero tenía la carne de gallina y tuvo que esforzarse para que no le castañetearan los dientes.

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora