2. CHANGKYUN

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Unos vítores dieron la bienvenida a Changkyun cuando emergió del arco este con Minhyuk caminando tras él. Dirix, Rotty y los demás corrieron hacia ellos, lanzando hurras y gritos, con los revólveres de Minhyuk en el aire. Sus camaradas apenas habían visto el encuentro con Geels, pero habían escuchado la mayor parte. Ahora estaban cantando:

—¡La Burstraat está en llamas! ¡Los Despojos no tienen agua!

—¡No puedo creer que saliera huyendo! —se burló Rotty—. ¡Tenía una pistola cargada en la mano!

—Dinos cómo sobornaste al guardia —suplicó Dirix.

—No puede ser lo de siempre.

—He oído que a un tipo de Sloken le gustaba revolcarse en jarabe de manzana y después que dos...

—No voy a decir nada —dijo Changkyun—. Holst podría ser de utilidad en el futuro.

El ambiente estaba agitado y la risa tenía un matiz frenético de cuando has rozado el desastre. Algunos de ellos esperaban que hubiera habido alguna pelea y todavía se morían de ganas por una. Pero Changkyun sabía que había algo más y no echaba de menos que nadie mencionara el nombre de Gran Bolliger. Estaban bastante alterados por la traición; tanto por la revelación de la misma como por el castigo de Changkyun. Debajo de tantos vítores y gritos, había miedo.

Bien. Changkyun sabía que los Despojos eran todos asesinos, ladrones y mentirosos. Tan solo tenía que asegurarse de que no se acostumbraran a mentirle a él.

Changkyun envió a dos de ellos a echarle un ojo a Gran Bol y a asegurarse de que si se ponía en pie abandonara la ciudad. Los demás podrían regresar al Listón y al Club Cuervo para beberse su preocupación, causar algún problema y correr la voz de los acontecimientos de esa noche. Dirían lo que habían visto, adornarían el resto, y cada vez que se contara la historia Manos Sucias se volvería más loco e implacable. Pero Changkyun tenía negocios que atender, y su primera parada sería el Quinto Puerto.

Minhyuk se interpuso en su camino.

—Tendrías que haberme contado lo de Gran Bolliger —susurró con furia.

—No me digas lo que tengo que hacer, Min.

—¿Piensas que yo también soy un traidor?

—Si lo pensara, estarías sujetándote las tripas en el suelo del Intercambio como Gran Bol, así que cierra la boca.

Minhyuk negó con la cabeza y puso las manos sobre sus revólveres. Siempre que se ponía de mal humor le gustaba poner las manos sobre una pistola, como un niño buscando el consuelo de su muñeco favorito.

Habría sido fácil hacer las paces. Changkyun podría haberle dicho a Minhyuk que sabía que no era un traidor, recordarle que confiaba en él lo bastante como para convertirlo en su único ayudante real en un enfrentamiento que podía haber ido muy mal.

En lugar de eso, dijo:

—Ya, Minhyuk. Hay una línea de crédito esperándote en el Club Cuervo. Juega hasta el amanecer o hasta que se te acabe la suerte, lo primero que pase.

Minhyuk frunció el ceño, pero no pudo evitar un destello de ansia en el ojo.

—¿Otro soborno?

—Soy una criatura de hábitos.

—Por suerte para ti, yo también lo soy. —Dudó el tiempo suficiente para decir—: ¿No quieres que vayamos contigo? Los chicos de Geels van a estar muy irritados después de esto.

—Que vengan —dijo Changkyun, y bajó la Nemstraat sin decir una palabra más. Si no podías caminar a solas por Ketterdam después de oscurecer, entonces deberías colgarte un cartel de «cobarde» al cuello y tirarte para que te dieran una paliza.

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora