27. KIHYUN

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OCHO CAMPANADAS Y MEDIA

Changkyun lo estaba observando con atención, y sus ojos de café amargo relucían bajo la luz de la cúpula. Era obvio que no quería volver a ver a Kihyun en las sedas de las que lo sacó.

—Sabes cómo son esos trajes —dijo Kihyun—. Capas pesadas, capuchas. Eso es todo lo que verán los fjerdanos. Una cervatilla zemeni. Una yegua kaélica. —Tragó saliva y se obligó a pronunciar las siguientes palabras—. Un lince suli.

No eran gente, ni siquiera chicas o chicos, solo objetos bonitos que coleccionar. Siempre he querido cogerme a un zemeni, susurraría algún cliente. Una kaélica de pelo rojo. Un chico suli con piel suave.

—Es demasiado arriesgado —dijo Changkyun.

—¿Qué trabajo no lo es?

—Changkyun, ¿cómo van a entrar Hyungwon y tú? —preguntó Hoseok—. Puede que los necesitemos para las cerraduras, y si las cosas se ponen feas en la isla no quiero quedarme atrapado. Dudo que ustedes puedan hacerse pasar por miembros de la Reserva.

—Eso no debería ser un problema —dijo Changkyun—. Chae nos ha estado ocultando cosas.

—Ah, ¿sí? —preguntó Kihyun.

—No es... —Hyungwon se pasó una mano por el pelo cortado—. ¿Cómo sabes esas cosas, demjin? —le gruñó a Changkyun.

—Lógica. Toda la Corte de Hielo es una obra maestra de seguridad y sistemas dobles. Ese puente de cristal es impresionante, pero durante una emergencia tiene que haber otra forma de llevar refuerzos a la Isla Blanca y sacar a la familia real.

—Sí —admitió Hyungwon, exasperado—. Hay otra forma de llegar, pero es sucia. —Miró a Hoseok—. Y desde luego no se puede hacer si llevas un vestido.

—Esperen—interrumpió Minhyuk—. ¿Qué más da que podamos entrar todos en la Isla Blanca? Digamos que Hoseok le saca la ubicación de Chaeyoung a algún jefazo fjerdano y la traen hasta aquí. Estaremos atrapados. Para entonces, los guardias de la prisión habrán completado su búsqueda y sabrán que seis presos han logrado salir del sector de algún modo. Cualquier oportunidad que tengamos de atravesar las puertas de la embajada y los puntos de control desaparecerá.

Changkyun miró más allá de la cúpula, hasta el patio abierto de la embajada y la pared anular más allá.

—Jooheon, ¿sería muy difícil deshabilitar una de esas puertas?

—¿Para abrirla?

—No, para dejarla cerrada.

—¿Te refieres a destrozarla? —Jooheon se encogió de hombros—. No creo que sea demasiado difícil. No pude ver el mecanismo cuando entramos en prisión, pero por la disposición parece bastante corriente.

—¿Poleas, engranajes, algunos tornillos muy grandes?

—Bueno, sí, y un cabrestante grande. Los cables se enrollan a su alrededor como un carrete, y los guardias lo hacen girar con alguna clase de rueda o manivela.

—Sé cómo funciona un cabrestante. ¿Puedes destrozar uno?

—Creo que sí, pero lo complicado es el sistema de alarma al que estarán unidos los cables. Dudo que pueda hacerlo sin activar el Protocolo Negro.

—Bien —dijo Changkyun—. Entonces eso es lo que haremos.

Minhyuk levantó una mano.

—Disculpa, pero ¿el Protocolo Negro no es lo que queríamos evitar a toda costa?

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora