33. HOSEOK

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DIEZ CAMPANADAS Y MEDIA


Hoseok rezó para no delatar su miedo. ¿Lo había reconocido Brum?

El general estaba exactamente igual: largo pelo dorado con un toque de gris en las sienes, la delgada mandíbula cubierta por una barba bien recortada, el uniforme drüskelle, negro y plateado, con la manga derecha adornada con la cabeza de un lobo. Había pasado más de un año desde que lo vio, pero jamás olvidaría esa cara ni el azul resuelto de sus ojos.

La última vez que se había encontrado en compañía de Jarl Brum, este había estado pavoneándose ante Hyungwon y sus hermanos drüskelle en la bodega de un barco. Hyungwon. ¿Habría visto a Brum, su antiguo mentor, vivo y hablando con Hoseok? ¿Estaría observándolos en esos momentos? Resistió la necesidad de explorar la multitud en busca de alguna señal suya y de Changkyun.

Sin embargo, la bodega del barco era muy oscura, y Hoseok había formado parte de un grupo de prisioneros, sucio y asustado. Ahora estaba limpio y perfumado. Su pelo era de un color diferente y su piel estaba maquillada. De pronto se sintió agradecido por su absurdo disfraz.

Después de todo, Brum era un hombre. Esperaba que Kihyun tuviera razón y tan solo viera a un kaélico pelirrojo con un escote muy bajo.

Hizo una profunda reverencia y lo miró a través de las pestañas.

—Un placer.

Los ojos del hombre recorrieron su figura.

—Puede que sí. Eres de la Casa Exótica, ¿verdad? ¿Kep ye nom?

Nomme Fian —respondió él en kaélico. ¿Lo estaba poniendo a prueba? —. Pero puede llamarme como quiera.

—Pensaba que los chicos kaélicos de la Reserva llevaban la capa de la yegua roja.

Hoseok frunció los labios.

—Nuestra zemeni la pisó y rompió el dobladillo. Creo que lo hizo a propósito.

—Maldita chica. ¿Debería ir a por ella y castigarla?

Hoseok se obligó a soltar una risita.

—¿Cómo lo haría?

—Dicen que el castigo depende del crimen, pero yo creo que debería depender del criminal. Si fueras mi prisionero, me ocuparía de descubrir lo que te gusta y lo que no... y también tus miedos, claro.

—No tengo miedo —dijo Hoseok con un guiño.

—¿De verdad? Qué interesante. Los fjerdanos valoran enormemente el coraje. ¿Qué te parece nuestro país?

—Es un lugar mágico —respondió Hoseok con efusión. Si te gusta el hielo y más hielo. Se preparó. Si Brum sabía quién era, entonces debería descubrirlo ya. Y si no, bueno, todavía necesitaba localizar a Chaeyoung Son y qué placer sería engañar al legendario Jarl Brum para sacarle esa información. Se acercó más—. ¿Sabe dónde me gustaría ir de verdad?

Él imitó su tono conspirador.

—Me encantaría saber todos tus secretos.

—A Ravka.

El drüskelle frunció los labios.

—¿Ravka? Una tierra de blasfemos y bárbaros.

—Cierto, pero ¿ver a un Grisha? ¿Puede imaginar la emoción?

—Te lo aseguro, no es nada emocionante.

—Solo dice eso porque lleva la marca del lobo. Eso significa que es un... drüskelle, ¿verdad? —preguntó, fingiendo forcejear con la palabra fjerdana.

SEIS DE CUERVOS - MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora