2018
-Prepará un pequeño bolso por ahora, no tenemos más tiempo, después vemos cómo nos arreglamos. – le dijo Matías desde la puerta de su oficina a una Bianca sorprendida por lo vertiginoso de los hechos. Apenas llevaba una hora en la oficina y le habían informado que debía partir a Santiago de Chile esa misma tarde. La idea de compartir el vuelo con Matías no le agradaba demasiado, pero no tenía opción. Aún era vista con resquemor por parte de algunos miembros de la junta directiva y si quería conservar el trabajo, debía cumplir con lo solicitado.
Lucy, apareció con una taza de café en la mano.
–Hoy no me podés decir que no la necesitas. – le dijo mientras la apoyaba sobre el escritorio.
– Tenés razón, gracias. - le respondió Bianca y al verla girar para irse añadió
– Lucy, lamento si a veces te resulta difícil trabajar conmigo, pero no quiero dejar de agradecerte, sos muy buena secretaria, atenta, eficiente, siempre de buen humor. – Lucy sonrió.
– Que yo me haya vuelto un poco antisocial, no quiere decir que no valore a una buena profesional. – Lucy, un poco sorprendida le agradeció.
– Muchas gracias, señorita Bianca, para mí es un honor trabajar con usted, es cierto que no socializa mucho, pero es tan buena en lo que hace, que siempre siento que estoy aprendiendo. – Bianca sonrió
–Ya podes decirme Bianca, sin el señorita y por supuesto trátame de vos. Cuando te recibas, no tengo dudas de que te quiero en mi equipo. – La sonrisa de Lucy se agrandó y con la espontaneidad que la caracterizaba dio la vuelta al escritorio y la abrazó.
–¡Muchas gracias Bianca! Por más antisocial que sea, todos sabemos que es una gran persona. – Bianca le devolvió el abrazo y le agradeció sus palabras.
– Bueno, ahora parece que Chile me espera. Me voy a hacer el bolso, cualquier cosa llamame al celular. – y tomando su cartera, salió de la empresa.
Mientras tanto en un café de Belgrano, Martin esperaba a Augusto. Lo reconoció ni bien cruzó la puerta. Era un hombre de unos sesenta años, con el pelo canoso y la barba abundante. Vestía una camisa con unas rayas verdes, demasiado anchas para ser de esta década y un pantalón azul con la botamanga descosida. Llevaba un maletín con papeles asomados por el cierre mal cerrado y un par de libros en la mano. Se notaba que lo suyo era lo intelectual y la moda lo traía sin cuidado.
-Buenos día Augusto, soy Martin. – le dijo levantándose de su silla y ofreciéndole la mano. Augusto la estrechó con fuerza y tomó asiento al tiempo que le hacía señas a la mesera para que se acerque.
–Es tiempo del segundo café del día ¿Querés uno? – le preguntó mientras ordenaba un café negro doble. Martin asintió y lo vio acomodar su maletín en el respaldo de la silla.
–Bueno, te preguntarás por qué me decidí a hablar ahora. – le soltó sin vueltas.
–Sí, un poco me sorprendió, pero le agradezco mucho que haya respondido mi llamado. –
-Tratame de vos, que me haces sentir demasiado viejo, hijo.-
- Bueno, te agradezco mucho.- le dijo haciendo énfasis en la palabra te.
- Me contaste que te echaron de tu trabajo, ¿tiene que ver con la publicación de los prototipos de Krea? –
- Algo así. Fue por culpa del psicópata de Matías Konrad. – Martin abrió los ojos en señal de sorpresa, nunca le había caído bien el gerente pero ¿psicópata?. Augusto tomó la taza de café que le alcanzó la mesera y mientras rompía tres sobres de edulcorante a la vez para endulzar su café, continuó.
ESTÁS LEYENDO
Volver a bailar
RomanceDos almas que pisaron el mismo suelo en el pasado sin saberlo, se reencuentran para intentar cicatrizar las heridas de la ausencia de quien supo hacerse amar. Bianca es una joven contadora, que solía amar la danza, pero actualmente, refugiada en su...