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2018

El “Snooze” en su celular se planteó como una hermosa posibilidad, pero finalmente decidió que otros 3 minutos no hacían la diferencia. Abrió los ojos mientras buscaba con torpes movimientos su Iphone para detener por fin la alarma, que cada mañana, a excepción de los domingos, sonaba a las 06:53. Había descubierto que 7 minutos bastaban para lavarse los dientes, cepillarse el pelo, que apenas pasaba de los hombros e ir en busca de la ropa, que prolijamente descansaba en el sillón de su habitación desde el día anterior.

Esa mañana Bianca, le dedicó unos segundos más a mirar su reflejo en el espejo. Sus grandes ojos color avellana enviaron una amenaza casi imperceptible, pero que su mente entendió con toda claridad. Rápidamente apartó la mirada, no era momento de recordar.

Terminó de vestirse y dejo su pijama al costado de la cama, apenas deshecha del lado derecho.  Ya se ocuparía Rosa de hacerla,  pensó mientras caminaba hacia la cocina chequeando las notificaciones de su celular.

Mientras colocaba la cápsula en la cafetera, se sorprendió al descubrir que el sol ya se colaba a través de la ventana.  Qué rápido había pasado el invierno, hacía apenas unas semanas recordaba tener que encender las luces por la mañana. Sumergirse en su rutina le daba seguridad, aunque a veces se volvía tan automático que se perdía ese tipo de detalles.

Luego de tomar su café con un poco de leche y medio sobre de edulcorante en polvo, tomó su cartera, atiborrada de papeles, y bajó a la cochera de su edificio, para encender el auto, justo cuando el reloj en el tablero indicaba las 07:08. Ya era tan frecuente que eso sucediera a aquella hora que ni siquiera la sorprendió.

Sólo tardaba 28 minutos desde su departamento de la calle Libertador en el barrio de Olivos, hasta las oficinas de la empresa de ingeniería y diseño industrial en la que trabajaba, hacía ya 12 años.

Había conseguido su puesto, primero como Junior y de a poco se había ganado el reconocimiento, tanto de sus jefes como de las personas a su cargo.  Aquel había sido su segundo empleo, el primero se remontaba a sus épocas de estudiante. Mientras terminaba su carrera en la facultad de ciencias económicas, había tomado una pasantía que ofrecía la facultad y juntaba una buena suma para derrochar en vacaciones. Pero una vez recibida, ya no le alcanzaba, y luego de varias solicitudes y entrevistas, un amigo de su padre la había recomendado para entrar en Kreo, y desde entonces allí estaba, hoy con 33 años como responsable de uno de los sectores del departamento de finanzas.

Minutos antes de la 8, Bianca pasaba su tarjeta por el lector, mientras le ofrecía una cálida sonrisa a Raúl, el encargado de seguridad de la entrada, quien siempre lucía su camisa blanca bien planchada y su pelo negro prolijamente peinado con gel. Una vez que las puertas del ascensor se abrieron en el quinto piso, ya escuchaba la risa chillona de Luciana, su secretaria, quien seguramente se encontraba en la sala de uso común poniéndose al día con los demás jóvenes del piso.

Al verla, rápidamente dejó su taza en la mesada y caminó a gran velocidad a su encuentro.
–Buenos días, señora Bianca- se apresuró a decirle.
–Hola Lucy, cuantas veces te tengo que decir que me llames Bianca, ya bastante vieja me siento, como para escuchar el señora tan temprano-  le respondió Bianca.

La joven sonrío, mientras se sentaba detrás de su escritorio.
–Ya le compartí la agenda de esta semana señ.. eh.. Bianca,- se autocorrigió Lucy, en el mismo momento en que Bianca sonreía sin mostrar los dientes y ponía los ojos en blanco.
–Gracias Lucy, la estuve mirando esta mañana, ¿Qué es lo de la reunión de las 15 hs? ¿Lo agregaron hace poco, no? –
Lucy se incorporó un poco en su silla y bajando el tono de voz le respondió:
–Parece que viene los de una consultora nueva, en el tercero se rumorea que es por lo de la fusión, pero la verdad no se sabe mucho.- 

Ambas intercambiaron gestos de desconcierto por unos segundos y Bianca decidió no preocuparse, por el momento.

–Bueno – dijo mordiéndose el labio inferior, como solía hacer cuando algo la inquietaba
- ya nos enteraremos a la tarde.-
Y sin dar lugar a más especulaciones continúo el camino hacia su oficina.

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