2018
En la sala del departamento, las luces de la ciudad se colaban por el ventanal, los pechos de Bianca, apenas cubiertos por el algodón de la musculosa blanca dibujaban su forma en una figura encantadora, que Martin había luchado por evitar durante toda la tarde. Sus labios carnosos lo habían estado llamando en cada palabra que había pronunciado en la cocina. Sus ojos tan expresivos le había pedido mucho antes que su boca que la besara y él no lo dudo.
Soltó la campera que tenía en la mano y tomó a Bianca por la cintura, acercándola más a su cuerpo unió sus labios a los de ella y cuando Bianca lo invitó, su lengua se deleitó con su sabor. Esta vez Bianca se animó a tocarlo, recorrió primero el contorno de sus brazos, marcados por sus músculos, para continuar con su pecho. La intensidad del beso fue aumentando y las manos de Martin se deshicieron de la musculosa que tan obsesionado lo había tenido esa tarde. Con un reguero de besos a su paso movió su boca hasta su pezón y con delicadeza comenzó a besarlo primero, para devorarlo después. Bianca comenzaba a sucumbir ante las oleadas de placer que la invadían. Con movimientos torpes le desabrochó la camisa y acarició con firmeza su pecho. Cuando llegó a su pantalón, la erección ya era evidente y con ansias la liberó.
Martin estaba tan excitado, que temía que todo terminase demasiado rápido.
–No tengo preservativos.- Le dijo acercando su boca a la de ella.
– Seguime- le respondió Bianca. Cuando llegaron a la habitación, sin dejar de abrazarse Bianca metió la mano en su cartera y sacó una tira de cinco preservativos.
–Me tenes mucha fe.- le dijo Martin, un poco sorprendido, al contarlos. Bianca comenzó a reírse, no podía creer que su hermano hubiera tenido tanto atino.
Martin tomó uno de la tira y alzando a Bianca por la cintura la llevó hasta la cama. Lentamente la despojó de su pantalón y su ropa interior, verla desnuda, recostada sobre la cama, iluminada por los haces de luz que se filtraban por la ventana, se le antojó hermoso. Se sacó su ropa y volvió a besarla, recorriendo su cuello, sus pechos, rodeando su ombligo. Una cicatriz lineal sobre su pubis, lo llamó a querer conocerlo todo acerca de ella y cuando sus dedos la rozaron tan íntimamente, Bianca se perdió en el placer.
Escuchar el gemido, lo excitó aún más y luego de colocarse el preservativo, por fin la penetró. Bianca se aferró a su espalda, y comenzó a mover sus caderas, primero lento, pero la urgencia por más, fue aumentando la velocidad hasta que el orgasmo le impidió seguir. Martin se dejó ir en su interior y con un sonido gutural, dejó caer su cuerpo sobre el de ella.
Con la respiración acelerada, los ojos cerrados y los corazones latiendo intensamente, permanecieron unos minutos abrazados sin hablar. Entonces, una leve brisa rozó los pies de Bianca y esta se estremeció. Martin se incorporó y mirándola a los ojos tomó sus mejillas y le dio un beso corto, pero dulce.
–Wow- le dijo
–wow- le respondió ella, abriendo los ojos. Y ambos se sonrieron.
Martin giró y se acostó a su lado, entonces desde el living su teléfono comenzó a sonar con insistencia.
Bianca se levantó y recogiendo su ropa camino al baño diciendo – Atendé.-
En el cuarto de baño, mientras se lavaba y se volvía vestir, intentaba asimilar lo que había hecho. No entendía porque no podía borrar la sonrisa de sus labios. Lo había disfrutado tanto, quería repetirlo. Había sido tan intenso. Pensó que seguro era por el tiempo que llevaba sin tener sexo, aunque recordó esa vez hacía un año, que dejándonse llevar por sus amigas se había acostado con un desconocido de un bar, pero la cosa había resultado bastante diferente. ¿Sería que Martin era diferente? Sacudió su cabeza y acomodándose el pelo salió del baño para no seguir pensando.
Al abrir la puerta lo vio a Martin vestido a los pies de la cama.
–Perdón, me tengo que ir, yo tenía una cena… -
-Está bien, andá.- le respondió rápidamente Bianca. La sorpresa de verlo escapar había resultado bastante abrumadora, hubiera jurado que él lo había disfrutado tanto como ella.
-En serio, es una cena de negocios y me están esperando.-
-Martin, no te preocupes, no me tenes que explicar nada, somos dos adultos que tuvieron sexo y ahora vuelven a sus vidas.- le dijo Bianca, sin apenas mirarlo, intentando sonar lo más fría posible.
¿Dos adultos que tuvieron sexo? Él tenía sexo y esto había sido mucho mejor, odiaba no poder faltar a la cena, pero de eso dependía el ascenso que tanto había buscado.
Caminaron hasta la puerta y Bianca la abrió, -Abajo te abren.- le dijo sin mirarlo. Martin asintió y comenzó a atravesar la puerta, pero luego de un par de pasos, se giró sobre sí mismo y sorprendiéndola la besó.
– Qué descanses, hermosa, esto aún no terminó.- y sin darle la oportunidad de responder se fue.

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Volver a bailar
RomansaDos almas que pisaron el mismo suelo en el pasado sin saberlo, se reencuentran para intentar cicatrizar las heridas de la ausencia de quien supo hacerse amar. Bianca es una joven contadora, que solía amar la danza, pero actualmente, refugiada en su...