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Noviembre 2015

Bianca, con las heridas del cuerpo sanadas pero las del alma aun sangrando, acomodaba las últimas cajas, que llevaría a la mañana siguiente a su nuevo departamento. Los recuerdos de aquella casa eran tan vivos que la golpeaban en cada rincón, casi sin tregua. No se sentía capaz de vivir, pero si iba a intentarlo estaba segura de que no podría hacerlo rodeada del pasado.

Le había pedido a su amiga Laura que desarmara las pocas cosas de la habitación que había comenzado a preparar para su hijo y a Lautaro que se llevara la ropa de Benjamín para que su hermano Tomas decidiera que hacer con ella. Sus cosas no habían representado gran dificultad, y su madre se había encargado de embalar los artículos de la cocina. 

Con la inminencia de la casa vacía, se tomó unos segundos para volver a mirarla. Las ventanas sin cortinas dejaban entrar más luz de la que recordaba. Las paredes habían perdido su color original por los continuos roces y el piso albergaba aquella mancha de café que nunca había podido quitar. Todo era inmenso sin él. El hogar que habían podido construir no tenía sentido solo para uno. Es cierto lo que le decían, acerca de que cuando alguien se va solo recordamos lo bueno, pero Bianca recordaba todo. Daria lo que no tenía hasta por volver a discutir con él. 

Sumida en sus pensamientos, lo que parecía un rollo llamó su atención. Detrás de las cajas había un tubo de cartón. Se acercó y lo abrió. Desenrolló una gran lámina con una hermosa pintura y al hacerlo un pequeño pedazo de papel cayó al suelo. Se agachó a recogerlo y lo abrió.

En este día tan feliz para vos, me encuentro sonriendo como si el del esmoquin fuera yo. No porque quiera volver a casarme, sino porque en los años que llevamos juntos, me hiciste una mejor persona, me acompañaste en las buenas y en las malas. Me dejaste acompañarte en las buenas y en las malas. Dicen que la verdadera felicidad es dejar de lado tu vanidad y disfrutar de la felicidad de los que amas.  Bueno amigo, puedo decirte que hoy soy feliz.  

No dejes de vivir cada día como si fuera el único.

Felicidades para vos y tu amada Bi

Siempre con vos

Tincho

Envuelta en un mar de lágrimas, sintió que cada palabra que leía, bien podría haberla escrito ella. La confirmación de la gran persona que había sido su marido, la llenaba de orgullo. Se sentía raro que alguien pudiera amar tanto a su Benja, pero comprendía perfectamente el porqué. Una escueta sonrisa se asomó a sus labios cuando recordó cuanto había seguido su consejo. Benja, en verdad, exprimía cada día. Intentaba restarle importancia a los planes y la había llevado a vivir menos preocupada. Ella también se había sentido una mejor persona a su lado. 

Decidió guardar la nota y ponerla cerca del cuadro en su nuevo departamento. Sintió que de esa manera estarían un poco más cerca y recordaría como vivir. 

Con el rollo de cartón bajo el brazo y las lágrimas ocultas bajo sus lentes de sol, atravesó por última vez el umbral de lo que había sido su hogar, con la esperanza de que algún día volvería a querer tener uno.

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