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2018

Martin había comenzado el sábado en el Hindú club. Paula jugaba al hockey temprano y él intentaba no perderse ninguno de sus partidos. Aunque ese fin de semana le tocara quedarse con Carolina, quien ni siquiera se había acercado a saludarlo y se encontraba en el extremo más lejano de las tribunas, él había decidido presentarse.

Con su mate en la mano, disfrutaba del sol abrazador de septiembre. La noche anterior había ido a cenar con Diana, una chica atractiva, pero que se limitaba a asentir todo lo que él decía y había mantenido la postura de modelo en sesión de fotos durante toda la cena. El sexo había estado bien, pero mientras se vestía para dejar el departamento de Diana, sintió un vacío que nunca había sentido. Desde el divorcio disfrutaba el sexo casual. No había llegado a descargarse ninguna de las nuevas aplicaciones, se sentía un poco viejo para eso, pero se las arreglaba bastante bien para que le presentaran a alguien o simplemente entablar conversaciones en un bar. Sin embargo esta vez algo, o mejor dicho alguien se había colado en sus pensamientos. Mientras la conversación de la cena lo aburría, recordó las ocurrentes respuestas de Bianca, su cara de desconcierto frente a sus intentos de ser gracioso y lo divertida que le había resultado la semana.

Los gritos de la tribuna interrumpieron sus pensamientos y festejó el gol que metió su hija como si hubiera sido él mismo quien lo hubiese ejecutado. Cuando terminó el partido Paula se acercó y le dio un gran abrazo. 

– ¡Hola Pá!- dijo con una sonrisa en sus labios. 

–Hola, hermosa- respondió acariciando su cabeza.- ¡Que partidazo, Dos goles! Continuó. 

–¡¡Sí!!- exclamó Paula con una gran alegría

–Seguro vamos a festejar con las chicas- y se interrumpió a si misma- vos… ¿Qué ibas a hacer?- Martin adivinando lo que su hija estaba sintiendo, le evitó tener elegir entre sus amigas y él, si bien tenía la esperanza de que almorzaran juntos, sabía que su lugar estaba con sus compañeras. 

–Yo tengo planes con unos amigos- le dijo -pasala lindo. Nos vemos el martes en casa- y luego de darle un nuevo abrazo la vio alejarse a toda velocidad por la cancha. Volvió a recoger sus cosas y le escribió un mensaje a Federico, seguro este sí aceptaba su invitación.

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