2013
-¡Bueno, basta de hablar de Bi!- le gritó Martin a Benja mientras pasaban el peaje de la autopista de Ezeiza.
– Ya entendí que es rubia, linda, divertida, profesional y que pasaste el mejor fin de semana de tu vida, pero estas más pesado que cuando conseguiste el trabajo en Johnson. Y mirá que ese mes fuiste monotemático.- Benja se rio rememorando ese mes.
- En serio, amigo, estoy feliz por vos. ¡Te voy a extrañar tanto, pero, me imagino que vas a estar entretenido! – ambos se rieron con ganas.
–Ojalá Tincho, y pensar que te lo debo a vos. Si no me hubieses insistido en que vaya al bar no la habría conocido. -
El sábado, siguiente a la cita en el bar, Bianca había pasado a buscar a Benjamin por su departamento y se habían ido a pasar la tarde al costado del río. Una zona de verde césped alejada de los bares y restaurantes bulliciosos donde sentados sobre un mantel de cuadros verdes habían compartido dos termos de mate y las caricias más dulces que ninguno de los dos había sentido jamás. Tan a gusto estaban uno al lado del otro que los sorprendió la penumbra de la noche obligándolos a volver a la ciudad. La despedida en el auto anunció que pronto volverían a verse para llevar a la realidad los deseos que sus fogosos besos habían encendido y desde entonces era en lo único que Benja podía pensar. Bianca por su parte, disfrutaba sentir su mirada, sus caricias y sus besos, lo veía hermoso y divertido, sus historias y su pasión por lo que hacía lo hacían aún más interesante y hasta encontraba delicioso que la llamara Bi, por la inicial de su nombre en inglés. Le resultaba tan íntimo que compartieran algo ellos solos, que la aventuró a soñar que su unión se prolongaría en el tiempo.
Esa tarde de domingo, Benjamin llevaba a Martin al aeropuerto. Había llegado la hora de enfrentar una nueva etapa y si bien Martin era bueno ocultando sus sentimientos, su amigo lo conocía demasiado bien. Ambos se hacían bromas e intentaban desdramatizar el momento, pero eran conscientes de que se avecinaba la despedida, una despedida que dejaría un hueco inmenso en sus vidas.
–Vas a estar bien Tincho. Llegó la hora de volver a pensar en vos, de luchar por lo que deseas y encontrar la felicidad.- le dijo luego de bajar las valijas del baúl en el estacionamiento, de camino a la terminal A del aeropuerto de Ezeiza
-Sos un tipazo, buen padre, buen amigo, dejaste tus sueños estacionados en la banquina y jamás te quejaste. Buscaste la manera de darle una familia a Paula y lo lograste. Me acompañaste desde el día que pisé esta enorme ciudad y no pude ser más feliz. Te mereces volver a encender tus anhelos, y estoy seguro de que los vas a concretar–
-Gracias Benja. ¡Te voy a extrañar, boludo!- le dijo Martin dándole una palmada en la espalda y luchando contra la amenaza de las lágrimas que asomaban a la puerta de sus ojos verdes.
-En serio me alegro por vos. ¡Ojalá hayas encontrado a la persona que te siga haciendo feliz y te compres tu deseado barco de una vez!-
Se fundieron en un abrazo, tan intenso que las lágrimas vencieron la barrera y se deslizaron vertiginosas por sus mejillas. En las puertas de una nueva vida para ambos, con la emoción impidiéndole a la voz salir y los recuerdos de mil momentos vividos tatuados en sus retinas, ninguno sospechaba que ese abrazo sería el último.
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Volver a bailar
RomanceDos almas que pisaron el mismo suelo en el pasado sin saberlo, se reencuentran para intentar cicatrizar las heridas de la ausencia de quien supo hacerse amar. Bianca es una joven contadora, que solía amar la danza, pero actualmente, refugiada en su...