Escribí mis apuntes, realice una larga investigación sobre hechizos de levitación y transformación. Empecé a destacar en clase sin darme cuenta. Estaba preparando mi venganza.
Durante mi primer año, el 14 de diciembre, mientras escuchaba a Mina en mi dormitorio, descubrí como transformar un calcetín en un nido de hormigas. Era complicado, y no tenía mucho tiempo.
Una tarde baje corriendo a la sala común de Huflepuff, en busca de Shopie, la chica del tren, pues aunque estaba muy ocupado, había quedado con ella, y un caballero siempre cumple sus promesas. Además, quería saber donde estaban las cocinas. Sophie se alegraba de verme, la invite a dar un paseo.
-¿Sigues teniendo problemas con los Slyterin?- me preguntó mientras salíamos a los jardines.
-No, no me importa lo que dicen- mentí, mientras pensaba en cómo preguntar por la forma de entrar a la cocina.
-Eso está bien- se quedó callada, posiblemente sabía que mentía. Para aquella fecha la mayoría de mi curso había visto o escuchado como me insultaban. Resultó que era bastante sencillo entrar en las cocinas. Se escondían detrás de un cuadro barroco de un bodegón de fruta, y el hechizo para entrar era muy simple. Entramos juntos. Mientras salíamos tomó mi mano y me sonrió. Yo respondí la sonrisa, queriendo soltar mi mano de la suya, pero no lo hice.
El día antes de la cena de navidad, cuando todos esperábamos las fiestas, transforme todos los pares de calcetines de la mesa de Slytherin en hormigas. Todos los que llevaban puestos.
No me arrepiento de nada. Les vi levantarse y gritar, las hormigas cayendo, corriendo por el comedor sin rumbo. Histeria, miedo, asco, podía verlo en las muecas que estaban haciendo.
Me fijé en Regulus. Estaba pálido, se sacudía los pantalones sin descanso, acalorado, nervioso. Disfrute el terror y la incomodidad, sobre todo cuando levantó la mirada y me vio. Le vi, nos miramos. Lo supo de inmediato, sobre todo porque me estaba sangrando la nariz por el abuso de magia. Yo sonreí, me limpie la cara con la manga. Me señaló, y cuando iba a gritar que había sido yo, sin dejar de señalarme, Crouch saltó de su lugar, empujando al pequeño Black contra el suelo.
Me reí como un loco, olvidando por unos momentos la sangre que no dejaba de salir de mi nariz. Emily a mi lado notó la sangre, asustada, me ayudó a limpiarme. Me preguntó si fui yo. Dije que sí. Sonrió orgullosa, Se lo merecen, dijo.
Regulus Black le dijo a un prefecto lo que había visto. Mi sangre, la sonrisa maliciosa, los últimos meses de mierda que me habían hecho pasar. No dijeron nada por la vergüenza de ser humillados por un alumno de primero, Gryffindor y mestizo.
Mis compañeros de curso no fueron tan indulgentes, y una semana después, cuando salía de clase, Crouch me agarró de la camisa y me empujó contra la pared.
-¡Qué haces imbécil?- gritó rápidamente Emily, mientras yo observaba a Regulus detrás de Crouch. Los dos ignoraron a Emily.
-Se que fuiste tú, puedo demostrarlo-.
-Hazlo- respondí encogiéndome de hombros. Levanté la rodilla para golpear a Crouch en el estómago. Golpe algo bajo, a traición. Me soltó.
-¡Vas a pagar por esto, Mellifer!¡Nadie se va a creer que golpearas a Barty por accidente!- me reí por el nombre de Barty, sin duda sonaba mejor que Bartolomius.
-A sido un accidente, yo levanté la pierna y resultó que Crouch estaba delante de mi, empujándome contra una pared-.
-Maldito idiota sangre sucia- dijo Barty recompuesto del golpe, sacando su varita. No hice nada, me quedé en silencio aguantando la mirada de Regulus. Era muy potente, muy magnética, pero sobre todo interesante. Me gustan sus ojos, siempre disfrute mirarles, incluso cuando me veía con tanto desprecio.
-Baja la varita Crouch- escuché la voz de Emily a mi lado, pero seguía ocupado viendo a Regulus dudar. Él apartó la mirada de mi, viendo cómo Barty clavaba la punta de su varita contra mi cuello.
-¿Qué vas a hacer?- le preguntó. Crouch no respondió. -Vámonos- pidió. Volvió a mirarme, sentí que mi sangre hervía, me sudaban las manos, y tenía ganas de vomitar, de lanzarme contra aquél enano cobarde y golpearlo. Estaba lleno de rabia. Vámonos, repitió más fuerte. Crouch bajó la barita de mi cuello.
Cuando se fueron, Emily me miró preocupada. -Te estabas poniendo rojo- dijo posando una mano en mi frente. Debía ser por aquél revoltijo insatisfecho en mi estómago. No entendía que me ponía nervioso de su mirada, pero sabia que quería cortar el espacio entre nosotros, y golpearle.
-¡Te ha dejado la marca en el cuello!- gritó furiosa. Era capaz de sentir el dolor en el cuello, pero no pensé que me hubiera dejado un moratón. Lo tapé con la mano cansado.
Dije que estaba bien, que iba a devolver un libro a la biblioteca. Unas horas después, cuando deje de pensar en los ojos de Regulus, en qué me daba tanta rabia; subí a la sala común.
Elijo amarte en silencio
porque en el silencio no
encuentro rechazo.
Elijo amarte en soledad,
porque en la soledad, solo a
mi me perteneces.
Elijo adorarte en la distancia
porque en la distancia me
protejo del dolor.
Elijo besarte en el viento,
porque el viento es más
suave que mis labios.
Y elijo tenerte en mis sueños,
porque mis sueños
no tienen fin.
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SOUL LOVE [RegulusxOC]
Fanfiction- Historia de romance sobre Regulus Black y un OC, Canna Mellifer. - Romance gay, porque Regulus Black es muy y totalmente homosexual. - Ambientado en la época de los merodeadores, es decir entre los 70s y 80s, puede abarcar un poco de la ép...