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   Me desperté una madrugada de diciembre por la noche, aterrado. Mi corazón latía a toda velocidad, y un sudor frío me empapaba la nuca. La habitación estaba tranquila, y tras mi gritó inicial se quedó de nuevo en silencio. Había sido una pesadilla horrible, llena de gritos, sangre, y aquel humo negro que... No lo recordaba bien. Quería hacerlo, pero no podía. Había alguien muerto, lo había matado yo. En el sueño.

   Pasamos las navidades en Roma, en el piso del verano anterior. Adriano, Pino y Fausto estaban preparando los exámenes de enero, pero montaron un cinematógrafo de emergencia solo para mostrarme el corto final. Era muy divertido, y mi nombre estaba en los créditos como Ayudante de Productor.

   Fausto insistió en brindar todos con unas cervezas. Fue divertido. Empezaron a hablar de nuevos proyectos, nuevas ideas. Cualquier propuesta era bienvenida. A mi se me ocurrieron algunas cosas, que quedaron apuntadas en un papel que posiblemente sirviera para limpiar algún desperdicio. Era un desastre de casa.

   Volviendo a la pesadilla, sentía que no había sido solo una pesadilla. Había estudiado demasiado sobre los sueños premonitorios en clase de Adivinación como para fingir que no tenía ningún significado. No se lo encontré en aquel momento.

   Semanas después, al regresar a las clases, durante la cena, un pequeño cisne de papel voló por todo el salón a mi plato. Los guarros de mis amigos comenzaron a gritar divertidos, sin saber de quién era. Solo tenía apuntada una hora.

      -¿Quién es?-    me preguntó Emily muy divertida. Yo la miré mal y seguí cenando. Ethan me tomo de los hombros y me zarandeo en busca de una respuesta. Por poco le apuntó con la varita.

   Alphie comenzó a molestarme comentando que debía ser alguna profesora. Me preguntó si estaba arreglando las notas de Transformaciones, y le lance el pan a la cabeza.

      -Madurar, ¿queréis?-    les respondí aguantando las ganas de irme y hacer un berrinche. Lamentablemente, su insistencia llamó la atención de otros miembros de mi casa, que me empezaron a insistir en saber quién era mi novia secreta    -No tengo novia-.

   Mi mirada se cruzó con la de Sirius, que me miraba serio. Lo sabia. Estoy seguro de que lo sabía desde hacía mucho tiempo, no se cuanto. Siempre había tenido la sensación de que Sirius sabía que yo era gay, ahora estaba seguro de que sabía sobre mi relación con Regulus. Aparte la mirada rápido y trate de fingir que no sentía su vista sobre mi. No podía saber, pero era un experto en moverse por la escuela. ¿Nos habría visto?¿Escuchado? No era imposible.

   Iba con esta duda hacia mi quedada con Regulus, pensando en comentárselo, saber su opinión. Cuando abrí la puerta le vi pálido, a oscuras, iluminado por la luz que entraba en la habitación únicamente gracias a la luna.

   Me miró serio, preocupado. Me acerqué hasta él, para abrazarlo o sentarme a su lado, me pidió detenerme.    -No, por favor-    dijo. Me dolió. Empezó a murmurar algo, de una forma turbada. ¿Qué pasaba? Pregunté dos o tres veces. Él no quería decirme.

   Al final me miró, dijo que algo durante las fiestas había sucedido. Me contó sobre una reunión, llena de gente importante para su familia. Había salido el tema de Sirius y la traición de los Black. Todo se había salido de su control. Del control de sus padres. Se trataba de excusar, me dijo que no podía contarme aún, pero comenzaba a entender de qué iba todo aquello.

      -¿Qué te han... pedido?-    pregunté algo asustado. Todos los periódicos hablaban de aquella marca maldita, que conllevaba un sacrificio.

   Regulus me miró en silencio, sin responder. No me dijo que había tenido que hacer para conseguir la marca. Sentía un dolor en el estómago, y tenía la garganta seca mientras le veía.

SOUL LOVE [RegulusxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora