No le conté a nadie. Nunca le contaba aquellas cosas a nadie. Sobre todo por vergüenza. Estuve nervioso mientras esperaba que llegará la Navidad.
Cuando estaba en el tren, hablando con Ethan y Shopie de Quiddich, me disculpé para ir al baño. Me crucé con Regulus y le saludé con una sonrisa amable sin la intención de pararme a hablar.
-¿Estás bien?- me preguntó mirándome de arriba a abajo. Su mirada me puso nervioso, pero sonreí y asentí confundido.
-Claro, ¿y tú?-.
-Yo les dije que no debían, traté de convencer a Barty de no ir, de verdad...- debí palidecer un poco, porque se quedó callado.
-No me pillaron- fue lo último que dije antes de seguir mi camino. No era mentira. Pero se sentía así.
-Pero Evans...- no me quedé a escuchar lo que Evans pudiera decir. No me importaba lo que Regulus o Rosier pensaran de mi.
Me encerré en el baño. Cerré los ojos y respiré con mucha concentración. Me quemaban las manos, estaba muy nervioso. Pose la mano en mi cintura y trate de seguir concentrado en mi respiración.
Cuando el tren llegó a la estación, mi hermana habían venido a buscarme con mi madre. Las saludé, pero insistí en irnos rápido. No quería que mi hermana estuviera en Londres.
Vi a la madre de Regulus recibir a sus hijos con seriedad. Me miró. Bufé molesto, tirando de mi madre para llegar a la zona de las chimeneas.
Primero se fue mi hermana, entonces alguien nos llamó.
-Cerise...- el nombre de pila de mi madre. Era mi tío Crisantemo. Mi madre se ensombreció, su reacción de rechazo fue muy física -Cuanto tiempo. ¿Qué tal Canna?-.
-Bene- dije tratando de sonar reconciliador. Mi madre me entregó la bolsa de polvos flu y se acercó a mi tío. No pude escuchar bien su conversación. Entendí que él se disculpaba. Se abrazaron al final.
Mi tío se marchó sin decir mucho más. Vestía con un uniforme de auror, del ministerio. Pregunté a mi madre, y me explicó que los ministerios de occidente habían enviado su apoyo. Mi tío se había presentado voluntario.
-Es lo malo de ser auror, es peligroso- dijo en inglés, lo suficientemente alto para que escucharan las familias a nuestro alrededor -Los primeros que mandan a matar son a los más jóvenes-.
Aquella navidad fue inquietante. Obligué a todos mis amigos a escribir, incluso a Ethan, que de una forma reconciliadora empezaba a aceptar. Marco se presentó un día en mi casa, le invite a mi cuarto, aunque tenía alguna que otra cosa de clase suelta por la habitación.
-¿Cómo está Juanita?-.
-Hibernando. Pero bien, le estoy mezclando unas pastillas de calcio en el agua, para fortalecer el caparazón- le vi como buscaba algo en su mochila, no creo que me escuchará.
-¿Has leído Maurice?- me preguntó. Me paso un libro de cubiertas verdes, que jamás había visto. Maurice, de E.M. Foster.
-No, ¿de qué va?-.
-Esta ambientada en una universidad inglesa, va de dos estudiantes que se enamoran. ¿Te gustaría leerla?-.
-Sí... Tipo, si insistes- dije riendo. Jamás me había recomendado un libro Marco.
-Son dos chicos- me advirtió. Le miré sorprendido.
-¿Enserio?¿Donde lo has conseguido?- sonrió con mi respuesta, aunque no estoy seguro de por qué.
-Estuvimos en Roma, la policía estaba llevándose los libros de un librero, estaba tirando todos los libros en un gran contenedor, mientras la gente les gritaba. Se les cayó uno y lo robe. Esta en inglés. Me costó entenderlo-.
No estoy seguro de que esperaba medir Marco con mi reacción, aunque comencé a sospechar que le había hecho feliz de alguna forma. Se sentó a mi lado y me explicó que había subrayado algunas partes que le gustaron. Me miraba a los ojos más que de costumbre, y empecé a pensar que le gustaba.
Podía ser, que después de todo, no fuera el único chico gay de Abbateggio. No sucedió nada, salvo una de las primeras conversaciones sobre cómo la homosexualidad no era para tanto, y no debía estar prohibida. Estuve aterrado durante toda la conversación de que alguien nos escuchará por el otro lado de la puerta.
Cuando se fue comencé el libro. Me gustó bastante, aunque no demasiado el final, ¿pero que se podía esperar? Daba esperanza pensar que podía terminar bien, no era necesario sufrir por Mauricio toda la vida. Era, era...
-Da esperanza, ¿verdad?- me dijo Marco mientras le explicaba. Me iba a ir al día siguiente. Volver a Hogwarts, a aprender magia y hechicería -Quedate el libro, así piensas en mi-.
-Marco, creo que deberías saber que este libro me ha... Bueno, que yo... Que me ha gustado mucho-.
-Yo también me siento a veces como Mauricio, Canna, no te preocupes- me quedé callado. No lo había entendido mal, por una vez.
Marco se despidió, nerviosamente miró a nuestro alrededor, viendo que nadie nos pudiera haber escuchado o visto. Yo me quedé callado, con el libro bajo mi brazo y la nieve hasta las rodillas. Vi que iba a hablar otra vez, que se iba a ir a casa.
Me acerqué un poco y le di un rápido beso en la mejilla. Me miró mientras posaba la mano donde le había dejado el beso. No esperé que me respondiera, salí corriendo.
Escribí una carta a Emily aquella misma noche. Le envié el libro y le pedí que se lo leyera antes de empezar el curso. Cuando la vi en el tren, aprovechando que estábamos solos, le pregunté por él.
-Canna, ¿por qué me has enviado este libro?- me preguntó devolviéndomelo.
-Quería saber que pensabas- guarde el libro en mi bolsa.
-¿Soy tan obvia?- preguntó.
-¿Perdón?- sus ojos se estaban llenando de lágrimas.
-¿Cómo sabes que me gustan las chicas?- la miré unos segundos en silencio -Soy una cosa que se conoce como bisexual, no se si lo conoces, o en Italia se utiliza otro término...-.
-No se lo que es eso-.
-Me gustan chicos y chicas. No todos, solo la gente que me gusta- ocultó la cara entre las manos -Pensé que yo... Yo...-.
-Emily, soy gay- dije serio. Me miró abriendo la boca -Quería saber que pensabas. No sabía que tú eras nada, perdona-.
-¿Eres gay?-.
-Sí. Solo me gustan los chicos, no como tú-.
-¿Te estás riendo de mí?-.
-No, te lo juro- empezó a llorar tapando su boca, creo que reía un poco entre tanto llanto. Me pegó un poco la llorera, aunque no se me escapó ninguna lágrima.
Se puso de moda aparentar
tristeza, fragilidad y caos.
Ya ni siquiera el dolor es
natural; como si fuera un
privilegio sentirse muerto.
-Elena Poe-
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SOUL LOVE [RegulusxOC]
Fanfiction- Historia de romance sobre Regulus Black y un OC, Canna Mellifer. - Romance gay, porque Regulus Black es muy y totalmente homosexual. - Ambientado en la época de los merodeadores, es decir entre los 70s y 80s, puede abarcar un poco de la ép...