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      -¿Pa' donde vas, flor?-    me dijo Pino el primer día que empezaba lo de teatro. Me dio vergüenza admitirlo, así que conteste que a unas clases de refuerzo. Pino se rio y dijo que aquello era una puta mierda.

   No añadió nada más, así que me fui. La academia estaba a unos veinte minutos andando, que era lo que tardaba en cruzar mi pueblo de un lado a otro. Era en un edificio de dos plantas, con una fachada bastante clásica, pero descuidada. Tenía dos estatuas de unas musas en la puerta, pero estaban corroídas por la mierda de paloma, sin que nadie cuidara de limpiarlas.

   En el taller de teatro no era el único chico, por suerte. Éramos tres de veinticinco. De quince años solo había una chica rizosa que no hablaba mucho. Éramos los más mayores en el grupo de principiantes.

   Las clases eran raras. Me daba miedo llegar y que me pusieran a recitar monólogos de Shakespeare. En vez de eso empezamos a caminar por la habitación mientras nos movíamos dejando la energía fluir por nuestro cuerpo, y desbloqueamos no se cuántos chakras por medio de sonidos extraños. Me moría de la vergüenza, como la mayoría.

   Pero me enseñaron a soltarme, en cierto sentido. Fue un pasito pequeño e importante en lo que vendría después.

   Cuando me preguntaban en casa que hacia en clase de teatro no era capaz de contestar. Traté de explicarlo por escrito, para mandárselo a Regulus, pero no creo que nada de lo que envié tuviera sentido.

   Cada mañana Pino me preguntaba si iba a estudiar, y yo asentía contento de hablar con él. Al volver estaba sentado en la entrada fumando, me miraba, y me preguntaba que había aprendido. Tras la primera semana le confesé que iba a clases de teatro. No se rio de mi, como había hecho mi padre, sino que abrió mucho los ojos y me preguntó si quería ser actor.

   Me dijo que él y Fausto estudiaban dirección de cine, y que Adriano era guionista.    -Por eso vivimos en este antro metropolitano-.    Me ofreció mi primer cigarro, que acepté sin saber muy bien que debía hacer.

      >Estamos preparando un corto para grabar en agosto, necesitamos todas las manos posibles, ¿te apuntas, flor?-    no me comprometí en ayudar, pero la espinita me quedó clavada. Quería saber más cosas sobre aquello. Todas las tardes, al volver de teatro, me sentaba en la escalera con Pino y le hacía preguntas sobre su carrera mientras fumaba. Me ofrecía fumar juntos, y me enseñó a tragar el humo. Asqueroso, la primera semana me puse enfermo por fumar, vomité un líquido gris repugnante, y no volví a fumar casi ningún día.

   Adriano escribía guiones para un programa de televisión que gustaba mucho en el país, pero vivía con Fausto y Pino porque se gastaba la mayor parte de su sueldo en marihuana, que no me atreví a probar aquel verano. Fausto quería viajar a EEUU y hacer buenas películas.    -No la mierda fascista que hacen ahora-.    Fausto era anarco-comunista, según él, y me prestó varios libros del tema aquel verano. 

   Pino se había ido de casa para estudiar lo que quería, y sus padres no sabían dónde estaba. Quería ser director en Italia, creía que el cine podía usarse para enseñar a la gente cosas buenas. Era bastante idealista.

   Es tanto lo que aprendí sobre la vida de mi vecinos, que lo que aprendí en teatro sobre interpretación e improvisación se queda casi en segundo plano. En el grupo de teatro preparamos un fragmento de "La criada amorosa", un clásico de Carlo Goldoni. Todos le conocíamos de estudiar literatura en primaria. Fue muy divertido. Al mismo tiempo colaboré en el corto de mis vecinos.

   Era una colaboración, quince minutos de vídeo, lo cual podían ser horas y horas de grabar. Consiguieron la ayuda de unos amigos actores para interpretar, y me enseñaron a utilizar su material. Cámaras, micrófonos, radios, cintas... Me gustaban las película, pero jamás había visto como se hacía una.

SOUL LOVE [RegulusxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora