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   No me quiso decir que estaba haciendo. Aseguraba que me iba a reír de él si no lograba hacer la poción bien después de tantos meses, y que prefería que no supiera nunca. Tenía razón, me reiría de él.

   Los exámenes iban a comenzar, y mientras Regulus seguía ocupado trabajando con Pandora, yo no hice otra cosa que estudiar para ignorar mis dudas. Emily se sentó una tarde conmigo. Estuvimos estudiando toda la tarde, sin decir nada demasiado importante. Al salir, me preguntó que pensaba de Ethan.

   Mi opinión de él era bastante mejor que cuando le había conocido, sin duda. De todas formas seguía opinando que no era un gran partido, pero no se lo dije.

   Me preguntó que pensaba de su relación con Ethan. Dude si decir la verdad o no, pero podía ver hacia donde iba aquella conversación. Por supuesto que no les veía futuro. Emily era increíble e inteligente, la mejor chica de nuestro curso si se me permite decirlo. Era muy divertida y fuerte, muy insegura también, pero mi mejor amiga.

   No le conté todo esto. Me confesó que planeaba cortar con Ethan pronto, tras los exámenes. Ojalá pudiera decir que me sentí mal por ellos, pero me hizo feliz. Él no era suficiente para ella. Mientras oscurecía en el castillo baje corriendo las escaleras de la torre, en dirección al despacho abandonado que Regulus había ocupado.

   Me precipite por los pasillos sonriendo, y abrí la puerta entusiasmado, cerrando de un portazo. Regulus me miró y sonrió confundido.

      -Hola-    me saludó casi en un susurro. Me acerqué y besé sus labios para saludarlo. Antes de que me preguntara por qué estaba tan feliz, se lo conté. Me miraba de una forma muy irónica, que casi me daba ganas de reír más    -Eres un amigo un poco cabrón-    me dijo. Levanté las cejas fingiéndome ofendido.

      -Yo solo quiero lo mejor para mis amigos, y creo que lo mejor es que no estén juntos-    respondí. Regulus me seguía mirando divertido. Estaba sentado sobre el viejo escritorio del salón, y me senté a su lado mirándole.

      -Lo que yo decía-    no respondí nada, pero le empujé ligeramente con el hombro. Hizo un ruido de molestia con la lengua, y después siguió hablando    -¿Sabes eso que siempre me dices?-    digo muchas cosas    -Eso de que debería ir a tu pueblo, a pasar el verano contigo en Italia y no volver con mi familia-.

   Lo habíamos hablado muchas veces. Se podía mudar conmigo a Italia, iríamos a la casa de la familia, mientras mis padres pasaban el verano en el horrendo piso de Roma. Podríamos ir de visita varias veces, le presentaría a mis vecinos estudiantes. Un verano, un año, dos... No teníamos la necesidad de trabajar con nuestras respectivas herencias.

   Pero no podía ser. Una vez que Regulus llegará a cumplir los dieciocho sus padres esperaban que se casará con una sangre pura que estudiaba en Beuxbeaton. No planeaba hacerlo, pero sabía que tendría que dar herederos algún día. Bromeábamos con que se podía casar, y yo también, y después nos juntaríamos al cumplir los 30 y huíamos juntos a otro país, sin decir nada a nadie.

   Teníamos tantos planes para huir, que parecía imposible no encontrar una forma de seguir juntos tras la escuela.

   Lo que Regulus quería decir recordando esto, era que había estado pensando en escaparse. Como su hermano, pero sin tanto drama. Se vestiría un día, tomaría una bolsa mágica llena de sus cosas, y saldría a la estación más cercana de polvos flu. Estaría encantado de recibirle. Dijo que quería ver el coliseo, le dije que no era para tanto, y que siempre estaba abarrotado de turistas. Le gustaban los turistas muggles, eran divertidos de ver.

   Aquella era nuestra despedida oficial para lo que venía en verano, y yo no lo sabía. Prefería reír y decir que, si él no podía escaparse, vendría yo a Londres en Agosto, a vivir con alguno de mis amigos. Prometimos que, fuera como fuese, íbamos a ir a ver una película al cine.


   Todos estaban empezando a pensar lo que iban a hacer después de la escuela, y yo comenzaba a plantearme seriamente el hedonismo como una opción válida. No necesitaba trabajar. Podía, por complacencia, ¿pero para qué?

   Tras el último examen, Astrología y otras fuerzas mágicas del universo, pudimos disfrutar de una tarde de libertad. La mañana siguiente llegaba el tren para volver a casa.

   Mis amigos iban a escaparse a Hogsmade toda la tarde y noche. Ya nadie les podía castigar. Ethan tenía unos porros que había comprado a un amigo suyo, y Alphie quería saltar la verja de la casa de los gritos. Normalmente hubiera ido, pero quería estar con Regulus. Quedé entonces en reunirme con ellos tras la cena, a la que no iban a asistir.

   Me dediqué a mirar por el vano hacía al resto de estudiantes disfrutando su último día juntos. Por lo que se veía, lo merodeadores estaban organizando algo, alguna broma a gran escala. Me quedé mirando a Peter, aquél chico rubio y gordito con el que no había hablado nunca. Aunque siempre estaba con James tras los partidos, nunca nos habían presentado directamente. Supongo que él tampoco debía saber quién era yo, más allá de un cazador medio bueno de Gryffindor.

   Regulus abrió la puerta a mis espaldas y me saludó mientras cerraba con la varita la cerradura. Se veía contento, emocionado por algo. No podía ser por ir a casa, pensé.

   Me tomó de las manos y me dijo que él y Pandora lo habían logrado, los dos. Habían decidido dejar la prueba para después de los exámenes, pero ya estaba. Le pregunté que era, me lo podía decir, lo había conseguido.

      -No grites-    soltó mis manos y desapareció. En su lugar, había un gato grisáceo, con mechas negras, y unos grandes ojos azulados. Mi reacción no fue demasiado exagerada, pues me quedé confundido en mi lugar. Mirando el gato en el suelo ante mi con algo de respeto.

   Balbuceé algunas preguntas que no estaba seguro de cómo realizar, y el gato se subió a la mesa de un salto, sentándose en el lugar donde siempre estaba Regulus. Acerqué mi mano sin atreverme a tocarlo.

   Regulus maulló. Me tape la boca tratando de ocultar la risa, pero no pude hacer otra cosa que soltar una fuerte carcajada. No entendía nada.

      -¿Ahora por qué te ríes?-    me preguntó volviendo a su forma. No podía verle porque tenía los ojos llenos de lágrimas, cada vez me reía más fuerte. Regulus se levantó de la mesa, supongo que indignado, pero aproveché para abrazarlo. Fue un abrazo fuerte. No podía hablar, pero me hice entender. Estaba muy orgulloso, muy emocionado. Algo celoso, siendo sincero.

   Regulus me devolvió el abrazo. Aquello era un verdadero plan de fuga que nunca se me había ocurrido.




Podría decirte tantas cosas...


Pero si te fijas en la forma

en la que te miro,

ya deberías

saberlo

todo.









SOUL LOVE [RegulusxOC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora