- ¿Me amarías sabiendo que nunca podré mirarte?
- Te amo, Kim Sunoo.
- ¡Estoy ciego, Ni-ki!
- Kim Sunoo, veo estrellas en tus ojos...
Kim Sunoo y Nishimura Riki pasan de un odio a un amor, viviendo una historia cliché en un lindo campo donde vivía e...
La noche lució muy larga para ambos chicos, pero Riki podía jurar que fue quien más la sufrió, ni siquiera aguantaba estar recostado sobre la cama por más de tres minutos, su cuerpo le exigía movimiento que incluso sus piernas saltaban por sí solas, tenía demasiada ansiedad y no lograba calmarla.
Desde pequeño había resultado así, desde que tiene memoria recuerda haber sufrido por las noches de aquel temblor de piernas que le causaban calambres y cosquilleos imposibles de controlar. También recordó como buscaba a su padre para decirle que no podía dormir y se encontraba con la ausencia de su cuidador o simplemente con la puerta de su habitación cerrada con seguro. Entonces su única opción era no dormir, dar vueltas por la casa a oscuras.
Eventualmente, el pequeño Riki tuvo que encontrar una salida a aquello, lamentablemente la falta de atención de su padre y las libertades que se le daban, llevaron al niño a encender el televisor de la sala y ver algo que no eran exactamente las caricaturas.
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~ Unos años atrás ~
A una hora cercana a las doce de la medianoche, las programaciones de televisión cambiaban drásticamente, dejaban de salir imágenes animadas o programas de noticias o chismes, y en su lugar aparecían contenidos más explícitos e inadecuados para menores, por eso la hora.
La primera vez que Riki descubrió aquello fue una completa sorpresa que aumentó la curiosidad de una mente infantil, y entonces se vió atraído por aquellas películas explícitas de matanzas o incluso un tanto sexosas, gustando solo del hecho de poder ver aquello de lo que nunca le hablaron y de lo que se habla muy poco en general, de aquellos temas que siempre le ocultaban en la escuela por ser menor, se daba cuenta de lo llamativos y entretenidos que eran y entonces se sintió afortunado.
Durante todas las noches podías encontrar al menor a la misma hora sobre el sofá de la sala principal, con la televisión encendida en un volumen bajo, abrazando el cojín del mismo sofá y moviendo sus piernas de par en par con una expresión completamente enfocada en lo que las imágenes de la pantalla le mostraban.
Nunca nadie descubrió aquello, la servidumbre no laboraba a aquellas horas y su padre estaba demasiado ocupado durmiendo encerrado en su habitación como para prestar atención en lo que su hijo podía estar haciendo.
La mente en crecimiento del menor proceso todo aquello que veía sin control en la televisión y un poco más que él mismo se encargó de investigar, como noticias de crímenes o cosas por el estilo. Cosa que le convirtió en un niño que veía la violencia como algo normal y natural, alguien que se sentía que vivía en una película de acción, o al menos lo fue hasta que entró a la primaria.
Durante el kinder nunca tuvo algún problema, disfrutaba de ser un pequeño que jugaba con su amigo en los diversos juegos en el patio escolar, disfrutando de trepar a lo más alto de aquella tortuga que lucía enorme a su vista infantil.
