Al día siguiente, durante toda la mañana se la paso intentando investigar por su cuenta con la intención de encontrar algo más sobre Riki, pero no sabía exactamente como usar el celular al que su madre le había ajustado la opción que se adaptara a él, pero aún no lograba entender, además, ahora mismo no agarraba bien la poca señal que llegaba a ese lugar, así que, frustrado, se dirigió al pequeño parque a unas cuadras de su casa y se sentó en una banca con un puchero en sus labios, estirando su brazo a un punto alto en busca de una pisca de señal que lograra hacer cargar la página de Google, pero no había nada.."La página no responde."
Habló el dispositivo con aquella función y Sunoo solo pudo bufar.
- Pff, celular feo.
Se quejó y, haciendo un berrinche, dejó caer su cabeza hacia atrás, quedando casi recostado sobre la banca de madera bajo algunos árboles.
- Puedo prestarte el mío, Sun.
Aquella voz lo logró asustar, no tanto por la repentina aparición, sino por el proveniente de la voz, el mismo Park Sunghoon. Sus mejillas se encendieron instantáneamente, recordó al instante que aún llevaba puesta su pijama y que seguramente su cabello era igualmente un desastre, había despertado tan desesperado por información que ni siquiera se tomó el tiempo para arreglarse, y también había pasado por alto el hecho de que Sunghoon había llegado hace unos días.
- O-oh, Sunghoon... ¿Qué haces aquí?
La pregunta sonó tan tonta hasta para él y se regaño a sí mismo de manera interna mientras le hacía espacio en la banca, pues el de lunares estaba decidido en quedarse junto a él.
- Salí a tomar aire, estudie tanto que no me dí cuenta cuando amaneció. - Confeso.
- ¿Sigues estudiando tanto? - Frunció su ceño, apuntando al mayor con su dedo índice - La última vez te dije que no lo hicieras, debes cuidar tus horas de sueño si no te quieres enfermar.
Sunghoon solo pudo soltar una suave risa que retumbó en los oídos del menor y lo llevó a sonreír, olvidándose de aquel regaño con el que apenas había iniciado.
- No soy tan enfermizo como tú, Sun. - Dijo aún con tan característica risa, llevó su mano hacia el cabello rosa del bajito y empezó a ordenar algunos mechones despeinados sin quitar la sonrisa. - Me sé cuidar bien, no te preocupes.
- Es imposible no preocuparme - Rendido, hizo un pequeño puchero - Te dedicas tanto al estudio y siempre te escucho tan cansado.
- Pero vale la pena ¿No? Soy feliz así ¿Y sabes qué? Mi sueño es ser un gran abogado y conseguir que este pueblo sea considerado parte de la ciudad. Y lo voy a lograr.
Habló con tanta ilusión que podía sentirse, Sunshine Camp en verdad era un simple pueblo a las orillas de la ciudad, aquel a quien nadie le importaba reconocer, pero que en realidad poseía tantas riquezas y bellezas que podía ser incluso considerado como un patrimonio cultural, tenía tanta área natural y especies únicas en la zona. Aquel pueblo estaba abandonado por la cuidad, haciendo que los habitantes tuvieran que vivir con solo la pensión que se les daba y con los trabajos que los hombres lograban conseguir en empresas que quedaban a kilómetros de su hogar. La única esperanza para aquellas familias era el dueño de la tierra, el padre de Ni-ki, quien siempre intentaba que el gobierno les diera oportunidades a los habitantes, aunque siempre terminaban viéndolos como alguien inferior.
- Eso suena tan imposible... - Sunoo suspiro rendido, la vida no había sido fácil allí, pero había aprendido a sentirse conforme con pequeñas cosas y ahora era feliz con eso.
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Stars | Sunki |
Fiksi Penggemar- ¿Me amarías sabiendo que nunca podré mirarte? - Te amo, Kim Sunoo. - ¡Estoy ciego, Ni-ki! - Kim Sunoo, veo estrellas en tus ojos... Kim Sunoo y Nishimura Riki pasan de un odio a un amor, viviendo una historia cliché en un lindo campo donde vivía e...