- ¿Me amarías sabiendo que nunca podré mirarte?
- Te amo, Kim Sunoo.
- ¡Estoy ciego, Ni-ki!
- Kim Sunoo, veo estrellas en tus ojos...
Kim Sunoo y Nishimura Riki pasan de un odio a un amor, viviendo una historia cliché en un lindo campo donde vivía e...
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~ A la mañana siguiente ~
Sunoo había despertado tan temprano y alegre, el día anterior había sido todo un éxito junto a Riki, ambos recorrieron el campo tomados de la mano y hablando de cosas aleatorias que fortalecían aquel vínculo invisible para ambos.
Luego del recorrido, ambos fueron a comer juntos en un negocio cercano a dónde se encontraban, dónde Sunoo se la pasó hablando de mil cosas y dónde Riki solo disfrutaba de escucharlo hablar con tanta emoción y reacción, no le apetecía interrumpirlo o callarlo, sino que al contrario, le gustaba escucharlo hablar pues las expresiones que mostraba en su rostro cada que contaba algo eran hermosas.
Al final de la tarde, Riki acompañó a Sunoo a su casa y se despidió de él allí para luego retomar su camino a su propio lugar de vivienda, no podía decir que era su casa y mucho menos su hogar, porque ese lugar no era nada parecido a ello.
- Suni, ¿Ya estás listo? El doctor nos está esperando.
Sunoo soltó un suspiro y toda su felicidad se convirtió en nerviosismo, hoy era su cita con el médico que llevaba su control, llevaba un estricto control de citas para monitorear su condición y realizar diferentes ejercicios para mejorar sus habilidades. Su ilusión en cada cita era que le dijeran que había posibilidades para él de recuperar la vista.
Sunoo se había informado un poco a través de Sunghoon y supo que en la ciudad incluso era posible recuperar la vista con una operación, información que aumentó la ilusión en el pequeño ¿Él podría ver algún día gracias a aquella operación?
Sonaba imposible...
Soltó un suspiro y salió de su habitación una vez que estuvo vestido y arreglado completamente. Llegó a la cocina y se dirigió a su asiento en silencio, aún pensativo sobre aquello que lo agobiaba y le robaba el sueño, pero al sentarse reconoció una nueva presencia en la mesa.
- ¿Papá?
Sunoo dijo rápidamente al reconocer su aroma y su respiración entrecortada, el hombre empezó a reír y confirmó a Sunoo su sospecha. El señor Kim solía salir muy temprano a su trabajo, por lo cual la hora del desayuno siempre se tomaba con su ausencia, el tenerlo justo allí ese día le causó felicidad a Sunoo.
- ¿Y tu trabajo? - Preguntó tímidamente, con temor de recibir la respuesta de que debía irse justo en ese instante.
- Pedí un descanso hoy, quería acompañarte a tu cita con el doctor.
Sunoo no podía estar más feliz y se expresaba a través de su gran sonrisa y ojos brillosos, con esa misma emoción la pequeña familia empezó a comer y a charlar, hasta terminar y ordenar.
