- ¿Me amarías sabiendo que nunca podré mirarte?
- Te amo, Kim Sunoo.
- ¡Estoy ciego, Ni-ki!
- Kim Sunoo, veo estrellas en tus ojos...
Kim Sunoo y Nishimura Riki pasan de un odio a un amor, viviendo una historia cliché en un lindo campo donde vivía e...
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Para cuando la madre de Sunoo se percató de los quejidos de su hijo y llegó a su habitación, Sunoo ya se encontraba con una fuerte sensación de asco que terminó por causarle un tos, podía incluso vomitar allí mismo.
- ¡Vamos al baño!
La mujer reaccionó rápido y cargó al menor hasta el baño que por suerte quedaba cerca, levantó la tapa y al instante el pelirrosa empezó a regresar lo que había comido en la cena, sintiendo aún el fuerte malestar estomacal y ahora agregando escalofríos.
Su madre solo optó por darle leves golpes en su espalda y caricias en su cabello para tranquilizarlo, aunque ella tuviera igualmente un malestar.
No hacía falta pensar mucho al respecto, lo más seguro era que se trataba de una intoxicación alimenticia, pero Sunoo siempre había sido muy sensible para ese tipo de enfermedades, siendo atacado y debilitado con el mínimo malestar, muy diferente a lo que a ella le sucedía.
La señora Kim solo sufría de un estómago revuelto que no empeoraría, pero Sunoo ahora mismo se encontraba sudando frío sin poder separarse de la tasa del baño.
Cuando pareció terminar, le ayudó a ponerse de pie para que pudiera enjuagarse en el lavabo mientras ella le bajaba al inodoro, pero cuando apenas lo soltó Sunoo se quejó fuertemente del dolor abdominal provocando que sus piernas terminaran flaqueando, haciendole caer.
Pudo haber quedado en una simple caída, pero su cabeza chocó directamente con la pared del baño y le hizo desmayar, con una herida sangrante sobre el área del golpe.
- ¡Sunoo! - Su madre soltó un chillido y después de ello fue cuestión de segundos para que su padre llegara corriendo al baño, como si recién se acabase de despertar y percatar de la situación.
En aquella casa, el hombre fue el único que no había consumido tal comida infectada, por lo cual se encontraba en perfecto estado. Cuando entró al baño y vió a su pequeño hijo sobre el sueño, se agachó sin dudarlo y lo tomó entre brazos.
- Vamos al doctor, ¡Trae sus cosas!
Ordenó el hombre a la adulta que se encontraba shockeada, haciendole salir de su trance para ir rápidamente a la habitación por algunas cosas necesarias y luego salir corriendo junto a su esposo hacia el pequeño hospital cerca del pueblo.
Llegaron luego de un rato, agradeciendo que aquel hospital siempre se encontraba abierto, cuando la enfermera en turno observó el sangrado Sunoo lo mandó a ser atendido instantáneamente, siendo llevado a una habitación y dejando a sus padres en sala de espera mientras explicaba lo sucedido.
A la mujer se le fue dado un medicamento para la intoxicación ante sus menores síntomas, mientras que a Sunoo le realizaban diferentes estudios.
Mientras esperaban, una voz conocida resonó por el pasillo de las habitaciones y posteriormente apareció por el la jefa del pueblo, aquella mujer mayor era sostenida por uno de los vecinos a pesar de que ya se encontraba mejor.
