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~ A la mañana siguiente ~

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~ A la mañana siguiente ~

Riki despertó más temprano de lo que acostumbraba, el día anterior había llegado a la casa con tantas preguntas y dudas que le fue muy difícil calmar su mente. Se había recostado en su cama para unir aquellos cables en su cabeza, dándole así un sentido a lo que había descubierto.

Si tan solo hubiera puesto más atención, se habría dado cuenta de todo ello.

Los tropiezos, los golpes y las caídas por no darse cuenta del obstáculo enfrente de él, el hecho de que no se diera cuenta de su presencia si no hablaba, junto con su mirada siempre perdida en un punto desconocido, todo estaba conectado y empezaba a tener sentido para él.

Pero eso solo era una parte clara, pues había una más de la que aún tenía duda, y es que, si Sunoo era ciego ¿Entonces cómo pudo mostrarle todo el pueblo a la perfección? ¿Cómo podía guiarle a ciertos lados o saber si quiera en dónde se ubicaba? Tal vez Sunoo era muy inteligente, tal y como le gustaban a Riki.

De entre tanto pensar, terminó por caer dormido a una hora más temprana a la que solía poder dormir, llevándolo también a despertar pronto.

El reloj marcaba apenas las 7:24 AM y el azabache ya sentía haber descansado lo suficiente. Se sentó en la cama y se estiró lo más que pudo mientras alejaba las mantas de su cuerpo con sus pies. Un último bostezo salió de sus labios y se puso de pie metiendo sus pies descalzos en sus pantuflas.

Aún un poco somnoliento se miró en el espejo y entonces contuvo una risa al ver su propia apariencia. Riki no solía siquiera importarse por su apariencia, no se veía a un espejo ni para acomodar su cabello pues, cuando lo llegaba a hacer, solo podía ser su rostro lleno de golpes y moretones, con grandes bolsas bajo sus ojos y con la piel más pálida de lo que ya era; su solo reflejo era deprimente y no podía permitirse preocuparse por eso.

Pero está vez, se sintió diferente. Sí, su rostro aún tenía ojeras visibles y labios rotos, pero la marca de los moretones y cicatrices empezaban a desaparecer, su piel había recuperado su tono natural y su mirada ya no parecía llena de odio que incluso pudo detectar brillo en ella.

Sin poder evitarlo, esbozo una sonrisa que vió a través de su reflejo, ¿Cuando fue la última vez que había sonreído? Tal vez fue de niño, cuando recibía un nuevo regalo de su padre, hasta que se dió cuenta que solo eran presentes para reemplazar el tiempo en el que estaba lejos.

Decidió dejar ese recuerdo en el olvido y se apartó del espejo, tomando la decisión de tomar una ducha pues tenía pensado hacer de ese día uno diferente. ¿Desde cuándo tenía ese sentimiento?

Minutos después, al salir de la ducha y tomarse el tiempo para vestirse adecuadamente, salió de su habitación, encontrandose con la mujer que le daba refugio comer sola sobre la mesa.

Stars | Sunki |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora