- ¿Me amarías sabiendo que nunca podré mirarte?
- Te amo, Kim Sunoo.
- ¡Estoy ciego, Ni-ki!
- Kim Sunoo, veo estrellas en tus ojos...
Kim Sunoo y Nishimura Riki pasan de un odio a un amor, viviendo una historia cliché en un lindo campo donde vivía e...
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~ Con Jungwon ~
Desde que Riki había salido de su casa, el pequeño chico se quedó tan molesto que ni siquiera quiso desayunar con los chicos que se habían quedado allí y simplemente subió hacia la terraza con la única idea de estar solo, ver tanta gente en su sala le causaba ansiedad, no sabía en lo que pensaba cuando se le ocurrió hacer una fiesta de tal magnitud solo por un estúpido plan.
Plan del cual ahora se arrepentía.
Caminó hacia la barda de la terraza y se recargó sobre ella, viendo hacia el cielo con pequeñas nubes en forma de algodón de azúcar, luciendo tan esponjosas y blancas, eran tan lindas. Pero de un momento a otro, su imaginación comenzó a ver a aquellas nubes de un tono grisáceo, en un día oscuro y de ellas comenzaron a caer rayos, ¿En qué momento las bonitas nubes se convirtieron en eso? ¿Por qué siquiera él las veía de ese modo ahora?
Su cabeza estaba dando muchas vueltas, pensando en tantas cosas, y una de ellas fue en Sunoo y Riki, y en lo que les había hecho. ¿Realmente había valido la pena? Ahora tenía un verdadero sentimiento de culpa en el pecho, una preocupación excesiva ante lo que escuchó de Riki, si Sunoo no estaba en la casa entonces significaba que el plan fue exitoso, pero eso no le alegraba en lo absoluto.
No sintió la satisfacción o felicidad que se imaginó, ahora ni siquiera creía que había valido la pena.
Y después se odió, claro que lo hizo, por hacerle sufrir a Sunoo lo que él vivió años atrás, cuando despertó con alguien y no pudo denunciar porque ambos estaban ebrios. Sin embargo, eso no alimentaba su sed de venganza, al contrario, se sentía peor.
Bajó su mirada hacia los vehículos pasar enfrente a su casa, tenía la mala suerte de vivir justo sobre la calle principal, pasaban muchos autos por allí. La casa era de dos pisos y él se encontraba en la terraza con muchos pensamientos negativos, era imposible que no pensara en lanzarse de allí.
Se inclinó hacia adelante, aplastando su abdomen con el borde de la barda y poder ver mejor hacia abajo, con pensamientos sobre lo que sería caer desde esa altura, pero sin intenciones de hacerlo exactamente.
Se inclinó un poco más y, de pronto, una mano le jaló de la playera, estirandola y jalando de ella con mucha fuerza, haciendola crujir al romper algunas costuras y regresando a Jungwon a la seguridad del suelo de la terraza.
Ante este acto, el bajito se giró molesto y levantó su mirada para enfrentar a quien le había jalado de ese modo, pero solo se encontró con una cabellera gris y un rostro de preocupación.
- Apenas te conozco y ya te quieres ir. - Dijo en un mal chiste que no causó gracia en ninguno de ellos.
- ¿Qué haces aquí arriba? - Preguntó directamente, sin intenciones de responder a su mal chiste.
