Pasó alrededor de una semana luego de aquel incidente con Riki, una semana entera en dónde el menor no había querido salir de casa ya que aún no se sentía bien. Nuevamente comenzó a pasar las noches en vela, lleno de inseguridades y sumergido en una ansiedad de la que nunca había aprendido a como superar.
Todas las mañanas la mujer le invitaba a desayunar con ella, pero él siempre se negaba con el pretexto de no tener hambre, pasando así a comer tan solo un poco durante cada día. Eventualmente, la preocupación llegó a la mujer, pero no sabía cómo ayudar.
Aquel lunes por la mañana salió de casa rumbo al mercado, si Riki se negaba a comer, al menos pensaba en conseguir algo que le gustaría probar, no tenía ni la menor idea de lo que le gustaría pero quería intentarlo, no podía solo quedarse de brazos cruzados.
Una vez llegó al mercado dió una vuelta por todos los puestos hasta detenerse en el puesto de verduras y empezar a elegir unas de ellas para llevar.
- Cobrese esto, por favor.
Reconoció al instante aquella voz y se giró a ver a la señora Kim, luciendo tan cómoda que le dió coraje, ¿Cómo podía estar muy normal cuando Riki sufría de pesadillas por lo que ella le había dicho?
Puede que Riki intentara esconder su malestar, pero la mujer siempre se daba cuenta de cada uno de ellos, mas prefería mantenerse al margen para no incomodar al menor que apenas y se había abierto a ella.
- Que coincidencia encontrarla por aquí, señora. - Le habló, llamando su atención mientras seguía recogiendo verduras.
- Buenos días - Solo le respondió la mujer, dispuesta a irse, pero antes se le fue detenida.
- Gracias a usted Riki está muy mal, ¿Cómo puede no importarle? - Simplemente soltó, sin temor a que la gente las volteara a ver.
- Hará los cursos de vacaciones ¿Verdad? Dejaré que Sunoo valla, solo avíseme que día empiezan y allí estará él - Murmuró, tal vez para que solo la contraria la escuchara - Es lo mínimo que puedo hacer por él...
Susurró para ella aquello último y sin decir una palabra más, se alejó a paso apresurado dejando a la mujer más indignada que antes.
Al menos lo que dijo podía ayudar, haría los cursos y haría que Riki también fuera a ellos, tal vez convivir nuevamente con Sunoo y con el resto de chicos le regrese la tranquilidad. Y esperaba que realmente fuera así.
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Stars | Sunki |
Fiksi Penggemar- ¿Me amarías sabiendo que nunca podré mirarte? - Te amo, Kim Sunoo. - ¡Estoy ciego, Ni-ki! - Kim Sunoo, veo estrellas en tus ojos... Kim Sunoo y Nishimura Riki pasan de un odio a un amor, viviendo una historia cliché en un lindo campo donde vivía e...