Capitulo 3.

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Cuando entré de nuevo a trabajar, le comenté mi inquietud a Mia y, tras hablarlo, ella aceptó quedarse dos semanas para tranquilizarme

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Cuando entré de nuevo a trabajar, le comenté mi inquietud a Mia y, tras hablarlo, ella aceptó quedarse dos semanas para tranquilizarme. Durante ese tiempo, no ocurrió nada mientras se hospedaba en mi hogar. Quedé como una loca frente a ella. Mia casi alcanzó a verlo una vez, y fue cuando estábamos dormidas en mi cama. Sentí de nuevo esa vibra, como la vez que lo conocí, pero fue muy momentáneo; ni siquiera lo miró bien. La desperté muy rápido sacudiéndole el brazo y ella solo parpadeó con los ojos adormecidos y se desplomó de nuevo en la cama para seguir durmiendo. Tiene un sueño muy pesado.

Después de días pensando, llegué a la conclusión de que era simplemente un ser que no pudo descansar en paz y que venía de visita. Solo se escuchaban sus pisadas y se sentía su presencia, pero nada más.

Con el paso de las semanas, no hubo mejora alguna con respecto a aquel tipo transparente. Mi opinión sobre él no cambió en lo absoluto: un ser que no pudo descansar en paz. Pero una noche, como cualquier otra, esa opinión se disipó de forma rápida.

Esa noche me desperté con frustración, ya que mi cuerpo pedía comida a gritos. Decidí ir a la cocina en busca de algo para comer y volver a conciliar el sueño que me fue arrebatado.

Mis ojos estaban aún un poco somnolientos, pero pudieron percibir muy bien en la oscuridad gracias a la linterna del celular. Estaba por ir a la cocina cuando vi algo en el sofá, y al alumbrar aquella dirección vi la figura de una persona. Me quedé sorprendida y a la vez algo confundida. Con cautela me dirigí hacia el sofá, dando pisadas muy sigilosas para no llamar la atención. Comencé a ver con más detalle esa figura: era él, solo que esta vez sí parecía de carne y no un fantasma.

Estaba acostado en el sofá boca arriba, utilizando su brazo izquierdo como almohada y con las piernas cruzadas; parecía como si estuviera disfrutando de un pequeño sueño. Mi curiosidad era muy grande, así que apagué la linterna con precaución y, sin intención de despertarlo, intenté tocar su máscara. La pude sentir: era fría, lisa y, al mismo tiempo, las grietas eran un poco profundas. Me quedé muy consternada. ¿Acaso no es un fantasma? Esa vez en mi cuarto era transparente.

Aproveché el momento e intenté con mucha suavidad levantarle la máscara. Me puse en cuclillas para quitársela más fácilmente. De la nada, de forma misteriosa, comenzó a resplandecer y brillar, quedando solo polvo brillante que se iba desvaneciendo en el aire.

¿Qué? ¿Qué acaba de pasar?

¿Qué? ¿Qué acaba de pasar?

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ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora