Giré hacia atrás y vi a lo lejos a Dang recostado en la pared con los brazos cruzados. Al lado de su pie, un cigarrillo aún echaba un poco de humo antes de apagarse por completo.
—¿A qué se debe su visita a estas horas? —preguntó sarcásticamente.
—Nada, solo quería tomar aire.
Me contuve para no decir de más y solo le di la espalda mientras me acercaba a una baranda. Apreté con fuerza el tubo con mis dos manos, inhalé y contuve el aire por unos segundos antes de exhalar con cansancio. La vista de la ciudad mostraba la rutina habitual de la gente, de cada persona, de cada ser existiendo. Caminaban por las calles, en el tren; algunos ocasionaban peleas que terminaban en los callejones, tumbados y con heridas, otros bebían y se drogaban. Me daba un respiro de todo lo que acontecía en mi vida. Cada persona que estaba viendo tenía su propia vida, su historia. Así como Chayla. Me pregunté qué hubiera pasado si ella no hubiera muerto.
¿Sería esto un error o el destino?
—¿En qué piensas tanto? —murmuró Dang a mi lado derecho.
—Cada persona que veo desde aquí tiene su propia vida. Por ejemplo —señalé a una mujer con traje de oficina saliendo de una tienda—, esa mujer, tú la ves como una persona corriente, pero tal vez detrás de esa máscara sea una persona que escapó de su casa y quiso independizarse a temprana edad. No lo logró por años y tuvo trabajos ilegales hasta que, años después, pudo salir de ese lugar y oculta su pasado con ropa que cubra todo.
Señalé a otro sujeto que estaba con unos amigos en una gasolinera charlando y mostraba a sus compañeros un implante de metal bañado en oro en su brazo derecho.
—O ese tipo. En su vida no pudo tener cosas lujosas y, cuando pudo, gastó el dinero en cualquier cosa cara. Tal vez los amigos que lo rodean solo lo ven como una tarjeta de crédito y, aunque tenga todo y muestre lujos, en el fondo sabe que está solo. No digo que sea así, pero cuando empiezas a darte cuenta de que cada uno tiene una historia que contar, te hace pensar demasiado.
—Y... ¿cuál es tu historia, Mara?
—Esa pregunta no te la puedo responder aún —aclaré sin apartar la mirada de la ciudad.
—Buena respuesta —dijo Dang, poniendo su mano izquierda sobre la mía y entrelazando los dedos—. ¿Sigues molesta conmigo? —preguntó con matiz de preocupación.
Mi mirada se posó en él.
—No, pero tomaré tus declaraciones y te haré callar. Te mostraré que estabas equivocado —sonreí.
Con su mano libre, sentí sus dedos rozar mi mejilla y después toda la palma de su mano. Sostenía mi rostro con suavidad. Tenerlo tan cerca me ponía demasiado nerviosa. Quería apartar mi rostro, pero también tenía ganas de saber cuál sería su siguiente movimiento.
—Prométeme que, si pasa algo grave, priorices tu vida primero —recostó su frente con la mía—. No quiero estar lejos de ti y que me den la noticia de que... ya no estás.
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ROMANCE MALDITO.
RomanceMara decidió mudarse a un pueblo tranquilo, sin imaginar que conocería a un enmascarado. Esto sería lo peor, ya que después de conocerlo, su vida seria atormentada. Una fecha maldita. Un pueblo con secretos. Un amor enfermizo y a la vez maldito. No...