Capitulo 32 parte 2.

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La toalla que colgaba de mi cabeza cayó al suelo y comencé a toser

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La toalla que colgaba de mi cabeza cayó al suelo y comencé a toser. Con mi mano intenté dispersar el humo que caía cerca de mi rostro, agitando mi muñeca hacia los lados. De pronto, escuché esa risita de Axel riéndose por mis acciones que solo le causaban gracia y ganas de seguir molestándome.

—Ya que nunca hemos tenido tiempo a solas, es mejor ponernos al corriente—dijo, colocando una mano en mi cintura y acercándome más a su rostro—. ¿Qué piensas de mí?

Axel me acercó más a él, su mirada fija en mí era penetrante mientras llevaba de nuevo el cigarrillo a sus labios y esperaba mi respuesta. Su agarre en mi cintura se intensificaba con el pasar de los minutos, impidiéndome apartarme de él. Mi corazón latía más rápido a medida que sentía su aliento cálido cerca de mi rostro y el olor al cigarrillo me dejaba un poco en trance.

¿Con qué finalidad lo hacía? 

Aunque no conozco mucho a Axel, sé que tiene fama de ser mujeriego por lo que escuche en la sala. Además, le gusta construir objetos tecnológicos y es apasionado de los videojuegos.

—Te sabes bien la respuesta, ni es necesario preguntar—dije, poniendo mi mano sobre la suya en mi cintura y aplicando presión en su mano para apartarlo.

—Si tanto te la sabes, recuérdamelo entonces—responde con un tono ronco y fuerte dando una calada larga y soltando de nuevo el humo, pero esta vez de lado y sin aflojar su agarre en mi cintura, al contrario, ya sentía que iba a dejar marca si seguía con esa tensión en su agarre.

—Mujeriego, eso pienso de ti.

La sonrisa en las comisuras de Axel desapareció al instante.

—¿Qué has escuchado de mí?—inclinó la cabeza a un lado, esta vez con curiosidad pero sin apartar su expresión de descontento.

Apreté los labios, dudando si era buena idea continuar o desviar la conversación con otro comentario, pero conociéndolo, sé que va a insistir.

—Que tú... llevas chicas a tu cuarto—murmuré—. ¿Para qué pides mi opinión?

Axel no respondió y se quedó inmóvil sin decir ninguna palabra por unos segundos, procesando una respuesta que se adapte mejor para la ocasión, hasta que rompió el silencio unos minutos después diciendo:

—¿Que no es obvio? Me interesas.

—No mientas.

El ambiente se sentía demasiado pesado, hasta el punto de ser sofocante. Ya estaba forcejeando con la mano de Axel, pero solo escuché una pequeña risa proveniente de él por mi forcejeo. De la nada, Axel botó el cigarrillo al piso y lo aplastó con la punta de su tenis. Luego rodeó sus dos brazos en mi cintura hasta que nuestros rostros quedaron demasiado cerca casi que nuestros labios estaban en contacto de no ser por centímetros que nos alejaban.

—No lo niego, pero solo fue una vez con una enfermera. ¿Y ya por eso me juzgas, muñeca?—pregunta en un tono juguetón. 

—Me pediste una opinión—dije, poniendo mis manos en su torso descubierto apartándolo un poco—. Además, mi interés es Dang.

ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora