—Bajemos—murmure.
—¿Por qué no están descansando?—Dang se percató de nuestra presencia y se acercó a nosotros.
—Buena pregunta—respondió Alma con una ligera sonrisa.
El otro hombre se colocó detrás de Dang con los brazos cruzados.
—Salieron, ¿verdad?—pregunta el tipo—gorras para ocultarse y un skate como trasporte; por suerte no llegaron con una cortada o una bala.
¿Estaba exagerando?
—O incluso peor, ¡muertos! —Dang alzó la voz—vayan a descansar.
Alma miró al suelo y solo asintió con la cabeza, pareciendo un niño regañado por su padre. Le hicimos caso a Dang y continuamos subiendo por las escaleras. No tenía argumentos; sé que este mundo, al estar infestado por criaturas extrañas, provoca cierta molestia y un poco de pánico, sin saber en qué momento pueden atacar. Pero... debo admitir que quiero conocer más de este mundo, aprovechando que es imposible volver al mío.
Antes de irme, me agarraron del brazo de forma sutil.
—¿No piensas presentarte?—pregunta el tipo.
—Oh, discúlpame, enserio—dije, avergonzada por mis malos modales y tratando de corregirlos—me llamo Mara, un placer. ¿Y tú?
—Un gusto, Mara—me suelta del brazo—me llamo Amon—dice con un todo suave—¿Por qué no llevas máscara? ¿Sabes que te pueden matar en la ciudad solo por no llevar una?
Abrí mis ojos al instante. Yo no sabía ese pequeño detalle; solo sabía que te trataban como a un bicho raro si no tenías una, pero ¿matar? Miré a Alma para ver qué decía, y él sacó del bolsillo de su bermuda una navaja filosa y puntiaguda con manchas de sangre de dudosa procedencia.
—Estaba conmigo, no le iba a pasar nada bajo mi guardia—dijo Alma en un tono firme, guardando la navaja de nuevo en su bermuda.
—Te pusiste en peligro con Mara, lo cual no me sorprende de ella, pero te reprendo a ti porque sé que fue tu idea. La máscara que tenías no es la única que has roto; han sido varias —afirma Dang—eres mi amigo, te cuido y te mimo porque te veo como un hermano pequeño que nunca tuve, pero si sigues así hablaré con Jaz para que te baje de nivel.
—Entiendo, Dang—responde Alma en un tono apagado.
Dang se acerca a Alma y le quita la gorra para revolverle el cabello de forma tierna. Noté que lo hacía con mucha gentileza, casi sin revolverle demasiado debido a las vendas que aún tenía en la cabeza.
—Eso no significa que te odie, solo quiero lo mejor para ti—dice Dang y le pone de nuevo la gorra.
—Vayan a dormir, omitiremos en decirle a Jaz de esto—aclara Amon con el fin de reconfortar.
ESTÁS LEYENDO
ROMANCE MALDITO.
RomanceMara decidió mudarse a un pueblo tranquilo, sin imaginar que conocería a un enmascarado. Esto sería lo peor, ya que después de conocerlo, su vida seria atormentada. Una fecha maldita. Un pueblo con secretos. Un amor enfermizo y a la vez maldito. No...