Capitulo 15.

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Después de salir de mi jornada laboral, ya era de noche y me dispuse a ir al centro del pueblo para ver la decoración

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Después de salir de mi jornada laboral, ya era de noche y me dispuse a ir al centro del pueblo para ver la decoración. Al llegar, observé a varias personas montando adornos: calabazas con sonrisas espeluznantes y ojos inquietantes remarcados, y luces en forma de huesos y calaveras decorando los árboles. Las hojas de otoño caían dejando un rastro rojizo que añadía un toque especial al pueblo. Las tiendas cercanas también estaban decorando para mantener la misma temática. De pronto, un señor que estaba montando las luces en los árboles se acercó y me entregó un volante.

—Para que se anime a venir, señorita—dijo el señor—se hará una fiesta de disfraces y todo el pueblo está invitado —añadió con una sonrisa, antes de seguir trabajando.

—Para que se anime a venir, señorita—dijo el señor—se hará una fiesta de disfraces y todo el pueblo está invitado —añadió con una sonrisa, antes de seguir trabajando

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¿Era literal lo de las patas? 

Gracias—dije alzando mi voz, me despedí cortésmente con la mano mientras me dirigía a casa.

 Dudo mucho que Mia venga a acompañarme con la situación de su padre.

Regrese de nuevo a mi hogar. Hago el mismo recorrido para llegar a mi casa pasando el puente característico que me toca cruzar. Me gustaba escuchar el sonido del rio. Dé alguna manera me trasmitía paz.

Comencé a tenerle cierto cariño a este pueblo.

No entiendo como hay rumores de que este pueblo almacena gente psicópata.

No veo cuerpos flotando en los ríos.

No veo secuestros, ni robos.

No veo asesinos sueltos.

No veo nada de malo.

Llegue a mi casa y solo pensaba en dormir. Y eso hice. Me puse la pijama y me acomode en mi cama no antes sin poner la alarma. Al momento de dormir, mi mente estaba llena de preguntas: ¿Tendré otra pesadilla? ¿De qué se tratará esta vez?... Solo me quedaba averiguarlo. Cerré mis ojos y me dispuse a dormir. Al abrirlos, me encontré en una habitación que parecía un cuarto infantil. Era de noche y las paredes estaban desgastadas. Los juguetes en mal estado y el descuido del piso de madera, que rechinaba con cada paso, añadían un aire de abandono. Una ventana donde la única luz es de la luna, se filtraba a través de unas cortinas blancas y quedaba justo en frente a la puerta de madera. Completaba la escena sombría y descuidada de los rincones oscuros de este cuarto infantil.

¿Un niño podría vivir en estas condiciones tan deplorables? Lo dudaba.

La habitación estaba llena de basura: latas, cigarrillos, comida en descomposición. De repente, se escucharon golpes y estruendos detrás de la puerta, como si alguien golpeara repetidamente a una persona con el fin de causarle daño. Los sollozos y gritos de una mujer me dejaron helada. Mis piernas comenzaron a temblar. ¿Qué diablos debía hacer? Después de unos instantes, reaccioné e intenté abrir la puerta sin éxito; la manija no cedía aunque pusiera fuerza y las patadas que daba no rompían la madera.

—¡Llamaré a la policía si no se detiene en este instante! —grité, golpeando con fuerza la puerta.

De repente, los golpes y los gritos cesaron, dejando un silencio tétrico que indicaba que el daño ya estaba hecho. El viento que entraba por la ventana atrás de mí me hacía sentir aterrada. Miro hacia abajo y las ganas de salir corriendo eran necesarias en ese momento. Un charco de sangre salía debajo de la puerta. Di unos pasos hacia atrás, dejando huellas de sangre fresca con cada paso, mientras el chirrido de las tablas de madera del suelo resonaba en todo el cuarto. Mi corazón latía más rápido, mis labios y manos temblaban.

Me saco del trance cuando escucho que esa persona comienza a tocar la puerta, aumentando la intensidad hasta que se convirtieron en golpes fuertes. Yo solo apretaba mis puños, esperando lo que tuviera que pasar.

La puerta cede y ya veía mi muerte.

—Creo que me falta algo—dijo una voz de un hombre desde el otro lado—¿Creíste que te podías librar, mocosa de mierda?—la puerta comenzó a abrirse lentamente y detrás de la puerta se asomaba un cuchillo de cocina, filoso y manchado de sangre que escurría de él—tranquila, solo dolerá un segundo. Tu madre lo soportó, tú también puedes soportarlo, Chayla.

 Tu madre lo soportó, tú también puedes soportarlo, Chayla

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ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora