Mara decidió mudarse a un pueblo tranquilo, sin imaginar que conocería a un enmascarado. Esto sería lo peor, ya que después de conocerlo, su vida seria atormentada.
Una fecha maldita.
Un pueblo con secretos.
Un amor enfermizo y a la vez maldito.
No...
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Me desperté por la alarma, alterada y confusa. Mi respiración estaba muy agitada y sudaba frio. sin entender nada de lo que había ocurrido. Mi mente divagaba por ciertas posibilidades de lo que se presenció en mis pesadillas.
Nada conecta; ningún sueño se enlaza con otro.
Ese hombre me llamó hija, pero no había nadie más en ese cuarto infantil, solo yo.
¿Estoy viviendo las memorias de alguien más o son solo pesadillas?
La energía que emanaba en mi casa por los portales, se habían convertido en una carga pesada para mí. Si Mia estuviera aquí, probablemente habría decidido quedarme con ella al menos dos meses. A pesar de todo, decidí seguir con mi rutina para intentar tranquilizarme y retomar el control de mi día. Al llegar a la clínica, noté un póster pegado en la puerta de entrada.
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Mientras terminaba de leer el póster, la puerta se abrió. Era Lily con Marco, ambos mayores que yo y con personalidades bastante distintas. Lily es extrovertida, con un cabello rizado y esponjoso que siempre ata con un moño. Marco, por su parte, es más reservado y está lleno de tatuajes, con varios piercings adornando su cuerpo.
—El jefe nos está esperando—dice marco.
Llegamos los tres a la oficina del jefe, que era demasiado estrecha, especialmente con nosotros tres dentro. Había una ventana, pero el jefe siempre mantenía la persiana cerrada, lo que hacía que el lugar se calentara demasiado. Él prefería siempre la luz artificial y mientras seguía tecleando en el computador, nos lanzó una rápida mirada antes de volver a concentrarse en el monitor.
—Ya se habrán percatado por el póster; el 31 tenemos una recaudación de fondos —dijo con tono frío—. Mañana comienza octubre y vamos a estar muy ajetreados este mes.
—Si jefe—respondimos los tres.
—Quiero que escuchen bien porque lo que más odio es repetir algo dos veces —enfatizó, levantándose de la silla—. Del 1 al 15 necesito que más gente se suscriba con el QR. Lily y Mara se encargarán de eso, mientras tanto Marco se ocupará de la clínica. Aunque esto sea un pueblo, eso no significa que no haya gente. Del 16 al 30 se encargan de los preparativos y el 31 ustedes tres asegurarse de que todo marche sobre ruedas —nos entregó unas hojas que había en su escritorio—. Les he preparado un cronograma.
