Apreté los puños y cerré los ojos para pensar con claridad sobre todo lo que estaba sucediendo. De repente, sentí el olor a cigarrillo pasar por mis fosas nasales y rápidamente me tapé la nariz con mi brazo. Axel estaba fumando, llenando la sala con un aroma a tabaco que se mezclaba con el del helado que Dang había traído.
—¿No te gusta el olor a cigarrillo?—preguntó Axel.
Negué con la cabeza mientras bajaba mi brazo para hablar.
—No me agrada el olor—aclaré.
Axel se aproximó a mi rostro, quedando a pocos centímetros, y dio una calada antes de soltar el humo en mi dirección, lo que me hizo toser.
—Debería gustarte —dijo sin soltar la sonrisa juguetona—, porque Dang también fuma.
Dang simplemente se frota la nuca y aparta la mirada.
—No es necesario que te guste el olor, Mara —dijo Dang.
Axel sacó una caja de cigarrillos del bolsillo junto con un encendedor de su chaqueta y se los ofreció a Dang.
—Sé que lo deseas, Dang. Somos los que más fumamos aquí, junto con Alma en este edificio.
Dang le rapa la caja de cigarrillos y encendedor a Axel y da la espalda.
—Ya regreso, no intentes ninguna estupidez con Mara, Axel —advirtió antes de encerrarse en una habitación.
—¿Quién es Alma? —pregunté viendo a Axel.
—Es otra cazador shadow—respondió Axel, dando otra calada —Debe estar entrenando ahora mismo—se recostó de nuevo en el sofá y alzó la cabeza, soltando el humo hacia arriba.
Las habilidades de los cazadores eran impresionantes, y Dang había demostrado su destreza en el combate el día anterior. Cuando salió del cuarto, Dang olía intensamente a tabaco, al igual que Axel. Nos guió fuera del apartamento hacia otro piso más arriba del edificio.
Entramos en una sala grande repleta de máquinas y artefactos de entrenamiento, donde el olor a sudor impregnaba el ambiente. Las ventanas estaban cerradas y las paredes pintadas de un tono azul oscuro, añadiendo una sensación de confinamiento al lugar. Nos acercamos a un chico que estaba sin camisa, vestido únicamente con pantalones negros. Su torso estaba lleno de sudor, destacando los músculos de su abdomen y clavículas, mientras que sus muñecas y brazos estaban envueltos en vendas. Concentrado, golpeaba un saco de boxeo sin perderla concentración.
—¿Sigues entrenando? Ya han pasado más de cuatro horas—dijo Dang ofreciéndole una botella de agua.
El chico se detuvo y se subió un poco la máscara para beber, sin dejar de mirar el saco de boxeo.
—Todo esto requiere de mucho esfuerzo—respondió, aceptando el agua y dando un largo trago.
—¿Quién es ella?—dijo el chico.
—Es Mara—responde Axel.
El chico inclina ligeramente la cabeza, mostrando confusión.
—La del otro mundo—aclara Axel.
—¡Ah! La del otro mundo; ya Dang nos contó de ti. Un gusto, soy Alma—dice Alma tomando mi mano y comenzando a sacudirla enérgicamente de arriba abajo.
—Ya que te encanta tanto entrenar, ¿quieres enseñarle a Mara?—sugiere Dang, cruzándose de brazos.
—¡Estaría encantado, líder!—exclama Alma con tono alegre y se acerca a mí— ¿Estás lista para sufrir?—pregunta, agarrándome la mano con firmeza.
Quedé estupefacta ante lo que dijo Alma; claramente, él no toma el entrenamiento a la ligera.
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ROMANCE MALDITO.
RomanceMara decidió mudarse a un pueblo tranquilo, sin imaginar que conocería a un enmascarado. Esto sería lo peor, ya que después de conocerlo, su vida seria atormentada. Una fecha maldita. Un pueblo con secretos. Un amor enfermizo y a la vez maldito. No...