Capitulo 24.

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—Es un placer—aclaré estrechándole la mano—, es un gusto poder conocerlo

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—Es un placer—aclaré estrechándole la mano—, es un gusto poder conocerlo.

—Dang me comentó de tu caso, así que eres de otro mundo—frunció el ceño—. ¿Sabes en lo que te has metido? Este no es un mundo color de rosa, es la muerte en persona—dijo con voz fuerte.

—Jefe, olvidé decirle que ella no recuerda nada.

El señor Jaz quedó un poco sorprendido y me volvió a mirar.

—¿¡Cómo que no te acuerdas!?

—Simplemente desperté en el cuarto de Dang.

—Ahora de la nada, aparece gente de otro mundo, genial—apretó los dientes mientras hacía una sonrisa forzada—. Por ahora, debes conocer cosas básicas de este mundo. Estarás con Dang, quien te hablara de este mundo para que te adaptes mejor—dijo, y luego dio la vuelta y bajó las escaleras con un bastón en su mano izquierda—. Y por favor, niña, evita gatear por los pasillos; no tienes 2 años.

Cuando ya no se escucharon los pasos del señor Jaz, Dang comenzó a reírse por el comentario de su jefe, rápidamente le di un codazo para callarlo.

—¿Estabas gateando? Qué buena impresión le diste a Jaz—alardeó con sarcasmo.

—No quería hacer ruido, ni llamar la atención de esas criaturas.

—Mara, casi todas las habitaciones están vacías—respondió mientras ponía la mano en la frente y movía la cabeza de un lado a otro.

—¡Yo no sabía! —dije avergonzada.

—Ya sabes cómo me gusta molestarte—dijo, tomando mi mejilla y apretándola de forma sutil.

—¿Así que no hay habitaciones vacías?—pregunté mirando el corredizo.

Miró hacia un lado.—Oh, no, eso sí es verdad. Cuantos más cazadores mueren, más cuartos vacíos hay en este edificio—añadió tomando mi mano—. Ven, vamos a mi cuarto.

Miré las escaleras por donde había bajado el señor Jaz, y me asaltó una duda.

—¿Y por qué Jaz no utiliza máscara?

—Porque siente que es algo innecesario para él, y más a su edad—explicó mientras caminábamos hacia el apartamento.

"Innecesario", pensé. Debo admitir que ni siquiera sé por qué utilizan máscaras, pero si este mundo se llama el mundo de las máscaras, debe haber una razón importante. Al entrar de nuevo al apartamento, me guio hacia el sofá de la sala y me senté. Trajo dos copas de helado y las ponía en la mesa frente a nosotros.

—Pensé que mentías cuando decías que te gustaba la comida dulce—tome una copa de helado.

Dang se recuesta en el sofá y levanta un poco la máscara para comer el helado.

—La comida dulce me calma y mantiene mi ánimo mejor—toma una cuchara y saca una porción del helado—pero no vinimos a hablar de mí, sino de este mundo.

No era el momento adecuado, pero quiero saber.

—Dang, necesito volver, ¿sabes cuándo será el eclipse lunar?

Se queda inmóvil por unos momentos y dirige su mirada hacia a mí.

—¿Existe la posibilidad de que quieras quedarte con el pasar de los meses?—murmuró sin apartar la mirada de mí esperando una respuesta. 

—Mis amigos, mi padre, todo lo tengo en mi mundo, Dang—aclaré  alzando un poco la voz.

—Ya veo —murmuró Dang, desviando la mirada hacia el suelo.

De repente, alguien golpeó la puerta. Dang puso el helado en la mesa, se ajustó la máscara y caminó hacia la entrada. Al abrir, entró un hombre vestido con una sudadera azul oscuro con detalles blancos, sin camisa debajo, revelando un pecho y abdomen cubiertos de tatuajes y adornando el cuello con una cadena plateada. Su máscara solo cubría la mitad superior de su rostro, dejando su boca a la vista.

—Te presento a Axel. Él se encarga de la seguridad de este edificio —explicó Dang.

Axel se dejó caer en el sofá, abrió las piernas y reclinó la cabeza, soltando un profundo suspiro.

—¿Qué quiere saber muñeca?—preguntó, levantando la cabeza y su brazo extendido sobre el respaldo del sofá, apoyando su mentón en la mano.

A diferencia de las otras máscaras, los ojos rasgados de Axel eran visibles, un azul oscuro que hacía juego con su sudadera.

—Me llamo Mara, no muñeca.

—Muñeca entonces—Axel responde con una media sonrisa.

Dang le dio un manotazo en la cabeza y lo regañó. Axel se irritó y empezó a protestar.

—Tranquilo, no me la pienso coger Dang—dijo con sarcasmo.

—Se más respetuoso, sigues jodiendo y te quito la pierna de metal que tienes Axel—amenazó Dang, agarrándolo de la sudadera—y la esconderé donde no puedas encontrarla.

Curiosa, dirigí mi mirada hacia las piernas de Axel y comprobé que su pierna izquierda era de metal.

—Está bien—dijo Axel, cruzándose de brazos y rodando los ojos antes de mirarme de nuevo—. Te contaré sobre este mundo. No está dividido por países, sino por zonas. Hay siete en total. La séptima, donde estamos ahora, es una zona verde. También hay zonas naranjas y rojas, que indican el nivel de peligro.

—¿Y por qué se implementó así?—pregunté entrecerrando la mirada.

Axel comenzó a explicar: —Este mundo estaba altamente avanzado con tecnología de última generación y bajas tasas de criminalidad. Pero todo cambió cuando llegaron los Shadows y devastaron lo que una vez fue la Tierra G-666.

—Solo quedaban cadáveres por todas partes —añadió Dang.

—El caos se apoderó de cada rincón—continuo Axel—. La implementación de zonas se hizo para evaluar la propagación de la plaga. Cada zona fue asignada con un número para controlar y coordinar a los cazadores, en respuesta a la amenaza de los Shadow.

Ya veo, el gobierno tomó medidas extremas. Solo me hace pensar, ¿Cómo será la zona roja? Si la zona verde ya me parece decadente, en la zona roja perdería la cordura.

—Por eso, Mara, es necesario que aprendas a combatir contra los Shadow —aclaró Dang—. También quiero que sepas defenderte de ellos.

Un hormigueo recorrió todo mi cuerpo ante la idea; era un desafío bastante difícil. No me sentía capaz; la sola idea de enfrentarme a un Shadow me dejaba petrificada, incapaz de reaccionar. Vengo de un mundo donde tales criaturas no existen, y adaptarme a una realidad donde existe criaturas que te comen de un bocado es extraño.

—Enfréntate o muere—añade Axel con tono burlón—así son las cosas aquí en la tierra G-666, bienvenida a tu dulce hogar muñeca—guiña mostrando una pequeña sonrisa juguetona.

—Enfréntate o muere—añade Axel con tono burlón—así son las cosas aquí en la tierra G-666, bienvenida a tu dulce hogar muñeca—guiña mostrando una pequeña sonrisa juguetona

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ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora