Los días posteriores fueron de muy intensos. Mia se había ido a la ciudad, lo que significaba que tenía más trabajo en la veterinaria. Normalmente, Mia y yo nos repartíamos las tareas para aligerar la carga, pero su ausencia hacía que todo fuera más demandante.
Los animales al ser muy juguetones, estar quietos no esta en su forma de ser. Por eso el trabajo era un poco complicado.
Llegaba a casa exhausta cada noche, y el estrés acumulado me impedía dormir placenteramente, dificultando cualquier intento de volver a encontrarme con Dang en mis sueños. Hablaba con Mia con frecuencia, y me informaba que su regreso al pueblo se retrasaría más de lo esperado debido a los exámenes médicos pendientes y otros procedimientos.
Una noche, después de intentar varios métodos para conciliar el sueño, incluyendo tomar aromáticas, finalmente logré dormirme. Pronto, un frío penetrante recorrió todo mi cuerpo. Al abrir los ojos, me encontré en una especie de habitación oscura donde la única luz provenía de un foco que parpadeaba reiteradas veces, apenas iluminando el espacio.
Revisé el cuarto y, en un rincón con escasa luz, vi una montaña de máscaras con diferentes diseños, todas manchadas de sangre. El lugar desprendía un olor putrefacto, como carne en descomposición.
Intenté levantarme de la silla en la que estaba sentada, pero noté que mis brazos estaban atados detrás de ella y mis muñecas amarradas fuertemente. Comencé a moverme bruscamente hacia los lados, pero estaba bien asegurada, y el roce de las cuerdas me dolía.
Después de unos minutos, percibí la presencia de alguien observándome desde la oscuridad. No podía distinguir quién era, pero algo dentro de mí me decía: mantén la calma y no cedas al pánico.
—¿Quién eres?—pregunte con voz temblorosa.
—Preguntas demasiado—respondió el hombre, mientras limpiaba meticulosamente un cuchillo con un pañuelo.
—Yo siento que no—murmuré, intentando mantener la calma.
—¿No entiendes la palabra "callarse"?—se acercó a mí, su tono se era amenazante— ¿Te lo explico mejor?—añadió, mostrándome el cuchillo cerca de mi rostro.
—No, entendí perfectamente—retrocedo un poco hacia atrás.
En el reflejo del cuchillo, pude ver el miedo reflejado en mis ojos.
—Tu reacción me causa gracia —comentó con una leve carcajada. Luego, con un movimiento rápido, posicionó la punta del cuchillo en mi cuello, ejerciendo una ligera presión, mientras su risa se hacía mas perversa.
Puso el cuchillo con la punta de este en mi cuello poniendo un poco de presión, él se empieza a reír de forma leve.
Aunque intentaba ver su rostro, solo alcanzaba a notar detalles parciales como sus zapatos, que eran sorprendentemente elegantes y me recordaban a los de Dang. Mi expresión de asombro era evidente, y aunque una parte de mí se resistía a creer la situación, otra parte comenzaba de mí decia que si era Dang.
—Llévensela al cuarto—ordeno.
Comienzo a sentir pánico. Mi cuerpo reacciona y se mueve bruscamente con el fin de salir del agarre de las muñecas. Dos figuras enmascaradas con diseños distintivos aparecieron detrás de mí y me desataron. De pronto, un dolor agudo invadió mi cabeza, mi visión se volvió borrosa y luego todo se oscureció. Al abrir mis ojos de nuevo, me encontré en mi habitación. Fue una pensadilla horrible. Quiero pensar que solo fue una pesadilla. No puede ser él, o eso es lo que quiero pensar, así no es su personalidad, no lo conozco tan bien pero yo no quiero pensar mal de Dang.
Los días siguientes, me acostumbré al ritmo de trabajo, comenzando a manejarlo de mejor manera hasta que ya no era tan tedioso como antes. Requirió semanas volver a establecer una rutina de sueño saludable. En uno de esos sueños, me encontré de nuevo con Dang. Esta vez, estábamos en una casa abandonada, descuidada, con la naturaleza reclamando lo que le pertenece. Entramos a un cuarto que ni siquiera tenía puerta, y donde debería haber una ventana, solo había un hueco. Nos quedamos allí, simplemente mirando la luna llena.
—¿Pasa algo? Te veo muy pensativa—dice Dang, notando mi distracción.
—Nada—respondí, aunque en mi mente resonaba una sola pregunta: ¿Eres el mismo de la pesadilla?
—Entiendo—dice él, bajando la mirada al suelo—¿Qué te gusta hacer?—intenta cambiar de tema.
—Más que todo dibujar y escuchar música—contesté, mirando la luna con atención—¿Y a ti, Dang?
—Muchas cosas, Mara —susurra, volviendo a mirarme.
En ese momento, me toma de la mano intentando acercarme, pero rápidamente lo alejo, colocando mi mano en su pecho para mantener cierta distancia. Esa pesadilla me hacía dudar de la verdadera naturaleza de Dang.
—Disculpa—dice él, soltando mi mano—Es solo que...no, olvídalo.
—Perdón, es que tengo muchas cosas en mente y no sé si esto sea lo correcto Dang.
—Mara me atraes, creo que he sido demasiado obvio contigo y, si no, pues ahora lo soy. Sé que aún nos estamos conociendo y que solo hemos tenido un par de encuentros, pero—dijo, tomando mi mentón con delicadeza— solo confía en mí y conozcámonos más. Ya sabemos que tenemos esta conexión a través de los sueños. ¿Qué tienes que perder? Estoy seguro de que podemos manejar bien esta situación y que podemos encontrarnos cara a cara. La fe es lo último que se pierde.
—Dang no estoy segura, ni siquiera estamos en el mismo lugar—le aparto la mano con la que sostenía mi mentón.
Dang mira a otra parte y luego vuelve a mirarme. Se levanta un poco la máscara, dejando al descubierto la mitad de su rostro, y toma de nuevo mi mentón, comenzando a acercar sus labios para besarme. Mi cuerpo no reacciona, permanece inmóvil, y justo cuando Dang está a punto de besarme, se detiene.
—No me engañas, señorita —dijo, acercándose a mi oído —yo también te atraigo—susurra mientras siento sus labios rozar con mi oreja y se aleja soltando mi mentón—tus mejillas están muy rojas—se ríe un poco para luego bajarse la máscara.
Me enojo un poco y golpeo su hombro suavemente, mientras él continúa riendo por mi reacción.
—Hazte el gracioso—dije con un tono más serio de lo habitual.
—Tomaré eso como un sí—alzó los hombros.
De pronto, el sonido del despertador comenzó a sonar, sacándome bruscamente de ese mundo de ensueño.
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ROMANCE MALDITO.
RomanceMara decidió mudarse a un pueblo tranquilo, sin imaginar que conocería a un enmascarado. Esto sería lo peor, ya que después de conocerlo, su vida seria atormentada. Una fecha maldita. Un pueblo con secretos. Un amor enfermizo y a la vez maldito. No...