Capitulo 31 parte 2.

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Este capítulo contiene escenas un tanto fuertes para el lector. Se recomienda leer, bajo su propia responsabilidad. Muchas gracias por su atención.

Los demás cazadores se acercaron a la puerta, movidos por la curiosidad de saber qué estaba pasando.

—¿Te sientes mejor? Si quieres, puedes irte a descansar; no me acordaba de que estabas delicado de salud, una disculpa por mi parte—dijo Jaz, suavizando su voz al hablar con Alma.

—De hecho, quiero escuchar lo que tenías que decir, pero también quiero que Mara escuche.

—Sé que quería que Dang le explicara este mundo y que se adaptara un poco, pero hablar ya de temas serios es algo totalmente diferente. No es por dejarte de lado, Mara —Jaz se acercó a mí—, pero este tema es solo para cazadores.

—Ella quiere ser una de nosotros—intervino Alma desde detrás de Jaz—, así que sí le concierne.

Jaz apretó el bastón y se quedó pensativo.

—¡Era porque no tenía ropa para ella!—alzó la voz Dang, mirando a Alma—. En ningún momento le mandé un mensaje subliminal de unirse, no, eso nunca quise.

—¿Y qué esperabas de ella? No puede estar pegada a ti las 24 horas del día, si es eso lo que pensabas—Axel tenía una expresión seria, mirando de forma penetrante a Dang—. Pensé que la estabas entrenando con Alma para ser cazadora, no me vengas con esa estupidez de que la querías encerrada en el edificio.

—¿Y si eso quería? Ella no es de aquí, no puede adaptarse de la noche a la mañana; todo es un proceso Axel—reclamó Dang con molestia, tomando la cadena de Axel y jalándola con fuerza para quedar frente a frente—. Si quiero que combata, pero solo cuando vea peligro y no esté con ella, no para que se enfrente y cuide de civiles.

—Suelta mi cadena o te rompo la cara—dijo Axel con furia, agarrando con fuerza el brazo de Dang.

—No otra vez—murmuró Alma con un tono cargado de angustia, su voz apenas audible sobre el murmullo creciente de los demás cazadores.

—Paren esta discusión, no llegarán a nada—intervino Amon con firmeza pero en un tono calmado, tratando de mejorar la situación. Su mano en el hombro de Dang sirvió de barrera física, empujándolo suavemente lejos de Axel.

En ese instante, mis manos apretaron inconscientemente las rosas que Dang me había dado. La discusión no era algo que esperaba solo por el hecho de estar considerando convertirme en cazador. Alrededor, la atención de todos se centraba en nosotros, lo que aumentaba mi pánico. Mis piernas temblaban y el agarre sobre los detalles florales se intensificaba. Las ganas de esconderme crecían, tanto que sentí cómo las lágrimas empezaban a brotar.

El señor Jaz se acercó, y con una sutileza que contrastaba con la tensión del momento, tomó mi nuca y recostó mi cabeza en su pecho.

—No llores que me haces sentir mal niña—susurró Jaz, dando palmaditas reconfortantes en mi cabeza. Luego alzó la voz para dirigirse al resto—: Todos cálmense, esta reunión era solo para dar información. Vuelvan a la sala.

ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora