Capitulo 36.

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Decidí regresar a la sala de entrenamiento

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Decidí regresar a la sala de entrenamiento. Pensé que en algún momento Alma saldría por la puerta y me atacaría de nuevo, pero no ocurrió. Subiendo las escaleras, miraba constantemente hacia atrás para asegurarme de que no estuviera escondido en algún lugar, esperando para atacarme cuando me distrajera. Los pasos de alguien bajando me tomaron por sorpresa. Era un cazador, y cuando me vio, solo dijo:

—Mara, ¿verdad? —dijo señalándome.

Lo miré de abajo hacia arriba. No respondí de inmediato, solo asentí con la cabeza con cierta cautela.

—Jaz te espera en su oficina. Son tres pisos más arriba de la sala de entrenamiento —comentó antes de seguir bajando.

Empecé a sentir cómo mi corazón latía más rápido. Recordé en ese momento la mirada de Jaz el día anterior en el primer piso. Era más de intriga, o al menos así lo sentía, una mirada profunda tal vez. Analizaba mucho mis movimientos, como si se tratara de un examen.

No sabía mucho del señor Jaz, pero el recuadro de la fotografía que tenía Axel me intrigó demasiado. En esa foto, Axel de unos 10 o 11 años abrazaba a un señor Jaz sin parche, con una sonrisa genuina en su rostro infantil. Era innegable que Axel tenía rasgos asiáticos, por lo que no podían ser de la misma familia, a menos que Axel fuera... Y si es así, solo me generaba más dudas en mi mente.

Llegué al piso que me había indicado el cazador. Una alfombra roja con detalles negros me conducía hacia una puerta especial y única en el piso. Caminé sin prisa, intentando controlar de alguna manera mi corazón, que latía frenéticamente. Mi caminata se detuvo frente a la puerta al escuchar fuertes gritos dentro de la oficina. La voz de Axel resonaba por el corredor con sus fuertes gritos retumbando en el lugar.

—¡Me he preparado como todos los demás! ¡Me he esforzado como todos los demás en este asqueroso sitio de mierda! ¿Cómo es posible que me quede en esta misma zona y no pelee? —gritó Axel.

—Axel, cálmate. Gritar no hará que cambie de opinión —dijo Jaz con un tono tranquilo—. Necesito que estés en esta zona vigilando, ¿ok?

—¡No! No me voy a calmar. ¿Acaso no soy tan fuerte como Dang? ¿Eso me intentas decir? Dímelo de una vez. Tienes un favoritismo por Dang y yo lo sé, ¡todos lo saben!

—Eso jamás lo he dicho ni mostrado. Quiero que entiendas algo: tú eres una clave esencial para este edificio en la parte tecnológica. Entiende, no te puedo soltar aún a las otras zonas. Has mejorado, eso te lo reconozco, pero...

—Pero no irás. Ya me quedó claro —enfatizó Axel.

Axel abrió la puerta golpeándola contra la pared con fuerza. No me miró y solo pasó a mi lado, ignorándome por completo. Sus pisadas eran retumbantes y rápidas mientras se dirigía a las escaleras. Tenía ganas de decirle algo, pero me contuve, con la boca entreabierta, mientras ordenaba mis ideas en mi mente. Apreté mis labios cuando dejé de verlo y, con resignación, entré a la oficina de Jaz dando pasos lentos.

ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora