Capitulo 22.

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Me acerqué a la ventana y miré hacia abajo

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Me acerqué a la ventana y miré hacia abajo. Dang estaba saltando entre edificios y azoteas con una velocidad y agilidad impresionantes, sus movimientos eran tan rápidos que apenas daban tiempo para reaccionar. Finalmente, se detuvo en un farol de luz y se agazapó en cuclillas, permaneciendo así por unos minutos.

De repente, Dang sacó un comunicador de oído de su bolsillo y comenzó a hablar con alguien. Casi al mismo tiempo, varios enmascarados emergieron, corriendo hacia los shadows. Llevaban trajes y estaban armados, pero lo que más llamaba la atención eran sus máscaras blancas, cada una marcada de manera única: algunas con una sonrisa negra dibujada, otras simplemente con un espacio en blanco donde debería estar la boca, y algunas con una cicatriz en forma de X sobre el ojo izquierdo. Los que no tenían ni sonrisa ni cicatriz llevaban números en la frente, probablemente como un sistema de identificación.

Dang coordinaba al equipo con gestos precisos. A pesar de sus esfuerzos, algunos enmascarados caían, sus cuerpos quedaban esparcidos en el suelo, trágicamente manchados con la sangre de sus propios compañeros. Con los shadows incrementando en número, Dang se vio obligado a entrar en acción. Sus habilidades con la katana eran evidentes, demostrando años de práctica y destreza en cada movimiento fluido.

Dang luchaba desesperadamente por defender a sus compañeros, pero cada esfuerzo parecía insuficiente. En un momento de descuido, mientras protegía a un compañero, un shadow se deslizó sigilosamente detrás de él. Al intentar asomarme por la ventana para advertirle, mi movimiento desplazó el holograma del reloj, sumiendo la habitación en total oscuridad. En ese instante, un shadow apareció en la ventana, sus garras afiladas intentaron agarrar mi vestido. Me zafé con un rápido movimiento lateral, pero el susto me hizo perder el equilibrio y caí del escritorio.

Retrocedí rápidamente por el suelo, pero la sombra amenazante ya estaba muy cerca, a pocos centímetros de distancia. Cerré los ojos, resignada a mi destino, cuando de repente el sonido de algo filoso atravesando algo resonó en la habitación. Al abrir los ojos, vi a Dang de pie detrás del shadow, su katana atravesando la cabeza de la criatura. La sangre que brotaba no era roja, sino completamente negra. Con un movimiento fluido, Dang retiró su arma y el cuerpo del shadow colapsó, desintegrándose en polvo que el viento se llevó.

Aún conmocionada, retrocedí un paso y lo miré con incredulidad.

—Esto debe ser un sueño—murmuré tratando de asimilar lo ocurrido—¿Qué eres en realidad, Dang?—exigí, elevando la voz.

Dang me observó en silencio por un momento antes de guardar su katana.

—Un humano y ya—afirma de forma seca.

—Claramente no lo eres—repliqué señalando la ventana por la que había saltado—. Vi cómo saltaste desde esta ventana y sobreviviste; nadie normal podría hacer eso en un edificio de esta altura y salir ileso.

ROMANCE MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora