UNA TRAMPA
Vicenta
Las ciudades en Siria solían estar llenas de vida y color.
Personas caminaban felices por las calles, tenían trabajos decentes y no sufrían tantas carencias, mucho menos tenían que presenciar fuegos cruzados entre ciudadanos nativos y el ejército. Los niños atendían clases normales en sus escuelitas, jugaban en las calles con otros de su misma edad y reían en jovialidad cuando se contaban anécdotas divertidas o disfrutaban algo tan simple como un caramelo. Pero de pronto, todo cambió.
Lo que una vez fue arcoíris, se tornó negro, sombrío. Lo que alguna vez tuvo lugares bonitos quedó en ruinas, en edificios que antes tenían historia pero que ahora no tienen nada más que escombros.
La vida de millones de sirios dio un cambio radical desde el dos mil once donde se llevó a cabo la primera guerra en este país contra el presidente.
Ahora solo quedan fragmentos, heridas, tristeza, hambruna y dolor. Para cualquier lado que mires hay estelas de carmesí, desechos de balas, cuerpos inertes y casas agujeradas.
Los negocios cerraron, las escuelas fueron destruidas y la esperanza que alguna vez habitaba aquí ya no existe. Mires a donde mires hay personas con el rostro empapado en lágrimas, con expresiones llenas de desasosiego, desesperanza y terror. Otros simplemente se han acostumbrado a la miseria, a la desdicha, pero lo que más de duele al grado de llenarme de impotencia es que hay niños y niñas suplicando porque sus papis abran sus ojos cuando son asesinados frente a ellos y adolescentes robando para subsistir, para llevar felicidad a sus casas y llenar sus estómagos de alimento.
Aquellos sobrevivientes viven en campos de refugiados, lejos de todo lo que conocían pues sus ciudades no son ni la sombra de lo que solían ser.
Es por eso que lejos de sentir la calidez del sol y verlo como una bendición, lo veo como una aberrante maldición que me hace hervir la sangre a un punto volcánico dónde las ganas de exterminar a cada bastardo criminal que aún radica aquí crece porque es injusto.
Y yo odio las injusticias.
El presidente sirio, Fawas Makhlouf, solicitó nuestra ayuda hace un par de semanas atrás para combatir el crimen organizado que está aterrorizando el país, y es por esa razón que dividimos nuestros objetivos en fases para así llevar un mejor control de la situación ya que hay muchísimas cosas por hacer, cosas que sinceramente tomarán mucho tiempo en concretar.
Cómo primera tarea tenemos la desmantelación de una red de trata de blancas pues tenemos un récord impecable en operativos de ese tipo.
Según nos comunicaron antes de desplegar, es que las víctimas rondan todo tipo de edades y en su mayoría son mujeres. Desconocemos quién es el autor intelectual de semejante atrocidad, pero estamos investigando. Aunque, si soy sincera, he andado por las calles intentando obtener novedades, pero no me ha ido tan bien como desearía y eso me hace sentir demasiado frustrada porque el único mísero pedazo de información que he podido recabar en estos días ha sido el nombre que le dan al lugar donde habitan todas esas personas. Se llama Diamante Negro y ahí no solo resguardan a las víctimas, sino que la usan para obtener placer.
De solo pensar en todas las monstruosidades que ahorita están probablemente pasando, me dan ganas de vomitar.
Detengo mi caminar para limpiar con un trapo el sudor que perla mi frente y gruño en coraje porque se supone esta noche, tras haber pasado cinco días durmiendo solamente una hora diaria ya que me tocó montar guardia, descansaría a gusto pues un relevo tomaría mi lugar.
Sin embargo, para mi mala suerte, la avioneta que nos traía nuestros CCM[1] fue brutalmente interceptada y destrozada con lanzamisiles por un grupo de rebeldes no identificados. Por ello, el coronel Morgado me ha mandado a conseguir alimento porque la otra avioneta que mandó pedir a la FESM tardará una semana en llegar, tiempo que no podemos darnos el lujo de esperar ya que no hemos ingerido alimento ni bebido agua potable desde hace dos noches.
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Tornado (Libro 1)
ActionSirena y Bestia son los nombres clave que utilizan la teniente mexicana y el coronel ruso que se encuentran combatiendo el crimen en diferentes países. Ambos tienen mucho en común: la profesión que ejercen en la milicia, la edad, un pasado, la forma...