Capítulo 19

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CORAZÓN DE FUEGO

Vicenta

Llegar al cuartel militar es recibir el impacto de una noticia que no esperé.

Esteban ha partido a la Embajada de Rusia ubicada en Damasco para una junta de urgencia donde estará reuniéndose con el embajador Stephen Vladimirovich, con el comandante de las Águilas Calvas, es decir, Bernardo Morgado, y con el general supremo Maximiliano Romanov ya que los problemas de este país están saliéndose de control lo cual afecta a los dueños de la base que se destruyó.

En su lugar, y por tiempo temporal ya que mi esposo no durará mucho fuera, se quedó Calixto Falcón, capitán segundo de las Águilas Plateadas, el segundo grupo élite que tiene la FESM mexicana. Él estará haciendo frente a las juntas virtuales y adquisición de nueva información que pueda llegar, sin embargo, el que nos comandará a todos a partir de ahora es el coronel Bestia, hombre que ahorita está en las tiendas médicas recibiendo ayuda pues se desmayó cuando apenas iba a limpiarle la herida y posterior a eso contrajo fiebre por lo cual está descansando y recibiendo antipiréticos con antibióticos.

El refuerzo ruso que mandó a pedir a su país ya está bajando de las aeronaves y las municiones que venían de México junto al alimento están siendo ya guardadas en la pequeña bodega por los soldados de mi ejército.

Muerdo mi labio inferior con desespero hasta sacarme sangre porque este cambio no lo esperé. Han sido demasiadas emociones en un corto período de tiempo lo cual me hace sentir inadaptada y frustrada porque el plan que teníamos trazado en fases está ya desdibujado. O al menos así lo siento.

Lo que más me jode es que no pudimos llegar al buque robado lo cual significa que probablemente aquellas víctimas estén ya muertas.

Maldita la hora en que asesinaron a todos los de la base naval. Si eso no hubiera pasado seguramente habríamos dado con el buque, ¡pero no! Jodidos terroristas, me tienen harta. Cuando creo que avanzamos un paso, retrocedemos veinte y eso debe parar.

Camino hacia la bodega para buscar algo que llevarme al estómago. Encuentro muchas cajas de CCM apiladas en orden y divididas por tipo de alimento según la hora del día. Es decir, hay cajas específicas para el desayuno, para el almuerzo y la cena.

Las primeras son verdes, las segundas son blancas y las últimas son rojas. Cada una, independientemente del color, lleva al frente la palabra CCM, bajo esta su significado no abreviado. Al centro tiene el logo de la FESM de mi país y luego nuestro hermoso eslogan el cual es: «Ley. Temor. Justicia».

Decido agarrar cuatro cajas blancas las cuales son las del almuerzo pues regularmente tienen comida fuerte. Al reverso de la caja viene una pequeña lista de lo que contiene así que lo leo:

Botella de agua de 600 ml.Pastilla potabilizadora. Saborizante de uva. Bolsita de cacahuates.Lata de guisado de puerco.Lata con arroz blanco.Lata con puré de papa.Sobre con verduras.Galletas saladas.Sobrecito de mermelada de fresa.Pan tostado. Fruta sorpresa.5 cerillos.Parrilla calentadora.

Una vez que termino de leer salgo de aquí para enrutarme a la carpa donde está el coronel Bestia. Para mi fortuna lo encuentro despierto, a nada de arrancarse la intravenosa que le pasa suero.

—Yo que usted no hago eso —le digo, captando su atención.

El hombre tiene el torso descubierto lo cual me ruboriza porque es hermoso y perfecto. Mi teoría de que se ejercita demasiado se potencia porque incluso estando sentado se le notan esos cuadritos que tiene por abdominales los cuales me invitan a acariciarlos.

Es increíble que no tenga ninguna lonjita, ninguna estría, simplemente está macizo, tan duro como una roca. Aparto la mirada cuando noto que no debería mirarlo como si jamás hubiese visto a alguien sin playera.

Tornado (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora